Reforzada tras imponerse en las últimas elecciones, la FEUU se vuelca a reactivar la Intersocial y el Congreso del Pueblo

“Con esta votación la federación demostró que sigue siendo la herramienta más representativa de las reivindicaciones” de los estudiantes, asegura a Búsqueda Amira Fagúndez, secretaria de Asuntos Gremiales de la FEUU, organización de estudiantes de la Udelar que el próximo 26 de abril cumplirá 94 años de existencia.

La Intersocial original surgió en los años 80 y funcionó como un ámbito de coordinación entre estudiantes, sindicatos, cooperativas de vivienda y el Servicio de Paz y Justicia. Su nueva versión ganó notoriedad durante la campaña por la derogación de 135 artículos de la llamada Ley de Urgente Consideración (LUC), con el Frente Amplio como aliado. Luego del referéndum pasaron meses en los que dejó de funcionar hasta que se reactivó a finales de 2022.

Reinstalar la Intersocial es considerado por sus integrantes como un paso previo estratégico para concretar un encuentro nacional con amplia convocatoria a organizaciones sociales, similar al Congreso del Pueblo convocado por la entonces CNT en 1965.

Según Fegúndez, esta capacidad de articulación con organizaciones de otros ámbitos es un ejemplo de que la competencia política de la federación trasciende la vida gremial universitaria.

La FEUU se plegó así a una proclama que refiere a una coyuntura marcada por una rebaja salarial y de las jubilaciones y es opuesta a reformas centrales del gobierno, como la de la seguridad social y de la educación. La plataforma reivindicativa incluye la eliminación de las AFAP, la defensa de las empresas públicas, una mayor inversión para la Udelar y más ciencia y tecnología.

Estos asuntos son centrales para la FEUU, gremio que tradicionalmente sostiene posiciones de izquierda. “No respondemos a un partido, pero somos una organización política que tiene ideas asociadas a la izquierda y al campo popular uruguayo”, dice Fagúndez.

Contra la reforma

Desde el gremio de estudiantes plantean su rechazo a la reforma educativa por considerarla “inconsulta” y “antidemocrática”, por estar “diseñada de espaldas a los docentes y los estudiantes”.

Fagúndez sostiene que los cambios impulsados también afectarán a las futuras generaciones de universitarios. De allí explica el interés de la FEUU en saber cómo los estudiantes terminarán el liceo o la UTU y con qué bases entrarán a la vida universitaria.

El cambio puede afectar la transición de un sistema a otro. Desde el gremio creen “fundamental” garantizar que cada vez más estudiantes accedan al nivel terciario de la educación y que los que ya lo han hecho puedan mantenerse en él. Fagúndez señaló que entre los más de 20.000 estudiantes que ingresan por año a la Universidad hoy se produce una “suerte de puerta giratoria” de ingreso y salida.

Otra preocupación se centra en la validación de títulos universitarios de carácter docente. La FEUU entiende que el camino que transita el gobierno implica el “abandono” de la creación de una institución universitaria —como planteó varias veces el Frente Amplio y fracasó por falta de acuerdo político sobre su formato—, cogobernada, al estilo de la Udelar, como prevé la Ley General de Educación de 2008.

El actual gobierno dispuso mediante la LUC que el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), asesorado por un consejo consultivo no vinculante, pueda otorgar carácter universitario a carreras de formación de educadores, se dicten o no en instituciones universitarias.

Deuda

La FEUU considera que la universidad avanzó en el abordaje de la violencia de género, “en gran parte por la participación de los estudiantes en las olas feministas de estos últimos años”. No obstante, Fagúndez señaló que la Udelar aún se debe un código de conducta ética que oriente los vínculos entre docentes y estudiantes, para establecer “un marco de referencia que explicite lo que es aceptable y lo que no lo es” en el ámbito universitario.

Esto requiere de un “proceso participativo” en el que se establezcan normas de convivencia entre los diferentes actores, comentó la vocera, para quien había pautas de conductas que estaban “naturalizadas” y hoy son “inaceptables” en la convivencia institucional.

Casi el 20% de quienes estudian en la Udelar dicen haber sufrido violencia sexual o de género, según la primera Encuesta de Prevalencia sobre Violencias, Acoso y Discriminación de la Udelar divulgada en 2022. La mayoría de los agresores son hombres (91,7%) y casi la mitad son docentes. Entre las víctimas, la relación es de un varón cada cinco mujeres. El 23% del estudiantado manifestó que recién a partir de la encuesta habían hablado por primera vez de sus experiencias como víctimas de violencia.

Fagúndez valoró que se hayan creado más comisiones de género y de diversidad dentro de las facultades, a escala de gobierno y de centros de estudiantes, pero remarcó que todavía “falta precisar criterios de actuación más claros y transparentes entre docentes y estudiantes” y darles mayor difusión a los medios existentes de denuncia.

Apertura

El rector de la Udelar, Rodrigo Arim, tiene la intención de promover algunos cambios “quirúrgicos” a la Ley Orgánica de 1958. Entre los propósitos de esa iniciativa está, por ejemplo, la intención de dar mayor participación en el Consejo Directivo Central a ciertos servicios universitarios que hoy tienen voz pero no voto.

Fagúndez dijo que la FEUU no recibió una propuesta concreta y que los cambios ameritarían una instancia parlamentaria. De todas formas, señaló que el gremio está “abierto” a discutir el tema, aunque dentro de una definición general de “defender la ley y no permitir ningún retroceso”.

La dirigente afirmó que hay en la actualidad situaciones injustas como la que mueve a Arim a plantear el debate. También dijo que la ley es “hija de su tiempo”, con lo cual hay margen para actualizar algunos aspectos. Sin embargo, subrayó que la defienden por “garantista de la autonomía universitaria”.