Son 37 años de sequía. Desde 1988 ningún club uruguayo obtiene la Copa Libertadores de América. El torneo que dio gloria continental y luego mundial a Nacional y Peñarol, ese en el cual competían un año sí y al otro también, hoy es un objetivo más romántico que palpable. Nacional fue el último equipo uruguayo campeón en aquel 1988. Peñarol ha sido, en los últimos años, el que estuvo más cerca de repetir.
La mayoría de dirigentes, entrenadores y futbolistas uruguayos coinciden en que la razón es el dinero. Brasil, con sociedades anónimas deportivas y clubes que ampliaron la participación de empresas, es una potencia económica inalcanzable; Boca Juniors y River Plate, las dos instituciones más importantes de Argentina, tienen ingresos por recaudación, socios, fichajes, televisión y patrocinios mucho más importantes que la de los dos clubes grandes uruguayos. La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) amplió además el cupo de las instituciones de Brasil y Argentina que juegan la Copa Libertadores, con un formato de disputa más competitivo que cambió mucho de aquel original de 1960.
Pese a esa supuesta limitante económica, en el siglo XXI no siempre los clubes todopoderosos, la elite de Sudamérica, definieron el torneo: Estudiantes de La Plata, Lanús y San Lorenzo (Argentina), Atlético Nacional de Medellín y Once Caldas (Colombia), Independiente del Valle y Liga Deportiva Universitaria de Quito (Ecuador) y Club Nacional y Olimpia (Paraguay) fueron finalistas o campeones de la competición. Independiente del Valle es un caso especial: una institución sin historia en el fútbol que, gestionada desde 2007 por un millonario empresario ecuatoriano, se transformó en un animador habitual tanto de la Copa Libertadores como de la Copa Sudamericana, torneo que ganó dos veces y que llevó a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) a tomar al club como una referencia de administración para que las instituciones uruguayas intenten imitar.
En ese grupo que logró definir últimamente la Copa Libertadores también se encuentra Peñarol, finalista en 2011 y que el año pasado quedó a las puertas de otra final tras perder en semifinales con el posterior campeón, Botafogo de Brasil. El denominador común en ambas ediciones es su actual entrenador, Diego Aguirre, que como futbolista ganó en 1987 la Copa Libertadores con Peñarol y, a diferencia de la posición dominante del fútbol uruguayo, tiene una mirada de mayor ambición y convencimiento sobre la posibilidad de que un club uruguayo pueda otra vez ganar el torneo.
Fiel a su estilo mesurado, Aguirre no se mostró ni muy optimista ni tampoco desesperanzado sobre los rivales que Peñarol tendrá en el grupo H de la Copa Libertadores 2025, cuyos cruces de primera fase fueron sorteados esta semana en Asunción. “He aprendido con los años que no podés elegir rivales. Si bien previamente podría haber sido más difícil otro grupo, después hay que jugar. Así como podés ganarle a cualquiera, cualquiera te puede ganar”, señaló Aguirre a Carve Deportiva. Peñarol debuta el 2 de abril en Buenos Aires contra el actual campeón argentino, Vélez Sarsfield, en una zona que integran Olimpia —el campeón de Paraguay— y el ignoto San Antonio Bulo Bulo de Bolivia, que jugará el campeonato por primera vez en su historia.
En comparación, a Nacional la fortuna no lo acompañó: es cabeza de serie del grupo F, formado por Internacional de Porto Alegre y Bahía de Brasil (que terminaron 5° y 8°, respectivamente, en la Primera División de Brasil en 2024) y Atlético Nacional de Medellín (vigente campeón colombiano). “Vamos a pelear, qué vamos a hacer. No salió el Real Madrid porque juega la Champions”, ironizó Flavio Perchman, vicepresidente de Nacional, entrevistado por Carve Deportiva. El primer partido será también el 2 de abril y de visitante, contra Atlético Nacional en Medellín.
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La Copa Libertadores de América 2025 la disputarán 32 equipos
Daniel Duarte/AFP
La actitud más resignada de Perchman refleja una contradictoria realidad de Nacional en la Copa Libertadores. Por un lado tiene una presencia constante como representante de Uruguay, es el equipo con más participaciones en el torneo y ocupa el segundo puesto en la tabla histórica de la competencia —solo por detrás de River Plate de Argentina— gracias a esa regularidad en la participación y la habitual clasificación a los octavos de final. Sin embargo, alcanzar las semifinales se volvió casi utópico desde el 2000 —lo hizo solo una vez en 2009— y también le ha costado pasar a los cuartos de final: desde 2013 solo logró clasificar en dos ocasiones, ambas por penales, y no ha logrado ganar un partido en enfrentamientos directos desde aquel año.
Esta ambigüedad en su actuación se refleja en la tabla de pagos que la Conmebol realiza a los clubes por disputar sus tres torneos: la Copa Libertadores, la Copa Sudamericana y la Recopa Sudamericana. El 17 de marzo la organización publicó los premios otorgados de 2019 a 2024 y Nacional se encuentra undécimo entre las 20 instituciones sudamericanas que más ingresos recibieron de Conmebol durante ese período. Un total de US$ 28,7 millones. Entre esos 20 clubes, Nacional y los paraguayos Olimpia y Cerro Porteño son los únicos que de 2019 a 2024 no llegaron al menos a una semifinal de Copa Libertadores o de Copa Sudamericana. Por delante de Nacional en la tabla de ingresos se encuentran cinco campeones de Copa Libertadores (Palmeiras, Flamengo, River Plate, Fluminense, Botafogo), cuatro finalistas de ese torneo (Atlético Mineiro, Boca Juniors, Athlético Paranaense e Independiente del Valle) y un campeón de Copa Sudamericana (Racing Club).
Peñarol está en el puesto 17° en el ranking de premios de Conmebol, sostenido en un desempeño menos regular que el de Nacional pero con más participación en instancias definitorias: la semifinal del año pasado en la Copa Libertadores y la semifinal de 2021 en la Copa Sudamericana. El resto del top 20 lo completan Olimpia, Cerro Porteño y Libertad de Paraguay, Liga Deportiva Universitaria de Quito, Internacional de Porto Alegre, Barcelona de Guayaquil y San Pablo y Corinthians de Brasil. Estas 20 instituciones concentran el 49,5% del dinero otorgado por la Conmebol a todos los clubes sudamericanos que jugaron sus competiciones entre 2019 y 2024.
La Copa Libertadores, cada año más rica
Aunque obviamente están lejos de los presupuestos que manejan los clubes de Brasil y los dos equipos grandes de Argentina, Nacional y Peñarol han elevado sus inversiones y gastos en salarios, especialmente de cara a esta temporada. Por el volante Leonardo Fernández, Peñarol pagó una cifra récord para el fútbol uruguayo de US$ 7 millones por el 80% de su ficha. También el entrenador Aguirre tiene un contrato comparable a los de los mercados más fuertes de la región.
Fernández y el volante uruguayo David Terans (Peñarol) y el volante venezolano Rómulo Otero y el delantero chileno Eduardo Vargas (Nacional) perciben sueldos de alrededor de US$ 100.000 mensuales. Vienen de jugar en Athletico Paranaense, Santos y Atlético Mineiro, respectivamente, todas instituciones de la Primera División de Brasil; Vargas, incluso, recibió ofertas de otros clubes de esa liga con las cuales Nacional debió competir.
Entrevistado el 13 de marzo por el medio partidario Pasión Tricolor, Perchman reconoció que el contrato firmado entre Nacional y Vargas incluye una cláusula que permite al futbolista rescindir el acuerdo en caso de que se produzca un retraso de dos meses en el pago de su sueldo. Con Otero, por su parte, la misma cláusula se estableció de palabra con su representante. “Nadie duda de lo que es Otero ni lo que es Vargas, pero a veces las cosas no salen bien, y vos no podés tener dos jugadores de ese monto porque no está bueno, porque son extranjeros, tienen salarios importantes y no le sirve a nadie, ni a ellos ni al club”, dijo Perchman. El 11 de marzo, Nacional extendió el vínculo con el delantero Nicolás López para ubicar su salario por encima de los de Otero y Vargas.
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El delantero chileno Eduardo Vargas es uno de los fichajes más caros de la temporada en el fútbol uruguayo
Daniel Rodríguez/adhocFOTOS
Además de hacerlo con transferencias de jugadores al exterior y el contrato de televisión con Tenfield por el Campeonato Uruguayo de Primera División, tanto Nacional como Peñarol sostienen parte de sus presupuestos con los premios que entrega Conmebol, que varían según se dispute la Copa Sudamericana o la Copa Libertadores y aumentan a medida que los equipos ganan partidos y avanzan de ronda. En la edición de 2024 de la Copa Libertadores, Nacional obtuvo un total bruto de US$ 7,7 millones, sumándose recaudación de entradas y premios deportivos, mientras que a Peñarol ingresó US$ 12,6 millones. Ambas cifras surgen del anuario de la Copa Libertadores publicado esta semana por la Conmebol.
El 17 de marzo, durante el sorteo del torneo, el presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, anunció que el campeón de 2025 de la Copa Libertadores recibirá US$ 24 millones, un leve incremento respecto a los US$ 23 millones del año pasado y un monto que se acerca a los aproximados 25 millones de euros que la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA) desembolsa al triunfador de su torneo de clubes más relevante, la Champions League.
En el discurso que dio en la ceremonia, Domínguez aseguró que la distribución al alza en premios —que pasó de US$ 71 millones anuales en 2016 a US$ 303 millones en 2024— se apalanca en el aumento de la audiencia mundial. “La Libertadores y la Sudamericana del año pasado acumularon más de 220 millones de espectadores en Latinoamérica, y por primera vez ambas finales se transmitieron en 194 países, incluyendo China, un destino al que nunca habíamos llegado. Esto se transforma en clubes más fuertes, mejor infraestructura, mayor competitividad, calidad de los espectáculos, nuevos patrocinadores y un crecimiento exponencial año tras año”, argumentó.
Título papel: Empieza una nueva Copa Libertadores de América, el objetivo imposible para un fútbol uruguayo que lleva casi 40 años sin ganarla