La administración de Donald Trump prevé suprimir US$ 5.000 millones en ayuda exterior y fondos para organismos internacionales mediante un paquete denominado como “histórica rescisión exprés”, que pretende mejorar las cuentas públicas de Estados Unidos. Entre los recortes, figura la compra de casi US$ 11 millones en vehículos blindados de transporte de personal que iban a destinarse al Ejército Nacional de Uruguay.
La propuesta presidencial fue elevada al Congreso para su aprobación. En un comunicado emitido el 29 de agosto, la Casa Blanca justificó la eliminación de ciertos programas por considerarlos “woke” y “derrochadores”. Los vehículos que Uruguay pretende recibir estaban previstos para la Fuerza de Respuesta Rápida (QRF, por su sigla en inglés), una nueva unidad en desarrollo dentro del Ejército. Ya presente en otras Fuerzas Armadas y considerada de élite por su capacidad de despliegue inmediato, las QRF son solicitadas por las Naciones Unidas (ONU) a algunos de los países que participan en sus operaciones de mantenimiento de paz, con el objetivo específico de que intervengan en escenarios de emergencia alrededor del mundo.
Uruguay busca adquirir parte del equipamiento para su primera QRF a través de la Iniciativa Global de Operaciones de Paz, un programa de asistencia en seguridad estadounidense que busca mejorar la capacidad militar de los países que actúan en las misiones de paz de las Naciones Unidas. La Casa Blanca, sin embargo, informó en el comunicado de prensa que quiere eliminar ese programa junto con otros “fondos discrecionales empleados para financiar proyectos ajenos a los objetivos centrales de seguridad”. Entre ellos, proyectos pilotos de generación de energía híbrida en Nepal y Sudán del Sur, y fondos regionales dirigidos a África que, según el gobierno norteamericano, no cuentan con una asignación específica.
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Miembros del QRF del Escuadrón de Fuerzas de Seguridad Expedicionarias de Estados Unidos se desplazan tácticamente durante un ejercicio.
Fuerzas Aéreas Centrales de Estados Unidos
Las QRF fueron concebidas por la ONU como una herramienta para enfrentar la inestabilidad y complejidad en los escenarios donde se despliegan los cascos azules. Están diseñadas para anticipar amenazas y ampliar la cobertura geográfica de las misiones, combinando alta preparación táctica con capacidad de reacción en plazos mínimos. Sus características incluyen sistemas de comando y control reforzados, integración de inteligencia y ejecución operativa, despliegue ágil por tierra y aire, e interoperabilidad con contingentes militares, policiales y civiles de la ONU, así como con las fuerzas de seguridad de los Estados anfitriones. Además, deben contar con autonomía logística, perfil expedicionario y equipamiento militar moderno y confiable.
La unidad que prepara el Ejército
En Sudamérica, únicamente Brasil y Perú tienen disponible una QRF en sus Fuerzas Armadas. Uruguay inició el proceso para crear la unidad a fines de 2021 durante la Conferencia Ministerial sobre Mantenimiento de la Paz, organizada por Corea del Sur en Seúl. Allí el entonces ministro de Defensa Nacional, Javier García, quien ya había abogado por una mayor incidencia de los cascos azules uruguayos, planteó a representantes de la ONU la posibilidad de que Uruguay participe en otras misiones y adquiera mayores recursos militares.
Se alcanzó entonces un compromiso con Naciones Unidas para conformar una fuerza de respuesta rápida: una compañía de infantería mecanizada integrada por 210 soldados, con aptitud para desplegarse en un máximo de 60 días en cualquier territorio en conflicto. El lugar de destino lo determina la ONU según las necesidades de sus misiones de paz y requiere, además, la aprobación del gobierno y del Parlamento del país que aporta la QRF.
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Uruguay recibió el año pasado de Estados Unidos los vehículos Mamba MK7.
Presidencia de la República
En el caso de Uruguay, la unidad aún se encuentra en proceso de conformación y no dispone de la preparación suficiente para garantizar un despliegue en 60 días desde la activación de la solicitud del Departamento de Operaciones de Paz de Naciones Unidas. El país sí cuenta con recursos militares aptos para movilizarse en plazos de hasta seis meses, lo que corresponde a divisiones militares estándar (como batallones de infantería, ingenieros o logística), pero no de despliegue rápido.
De todas formas, el Ejército ya tiene parte de los insumos necesarios para su QRF; entre otros, 14 vehículos Mamba MK7 con equipos de comunicación multibanda, paquetes completos de mantenimiento y seis cursos de entrenamiento operacional y reparación. Fueron adquiridos a Estados Unidos por alrededor de US$ 14 millones y recibidos en julio del año pasado. Además de estos vehículos de combate, hay vehículos livianos y de transporte, generadores y equipamiento individual y logístico, todos insumos almacenados en depósitos del Ejército o en proceso de compra.
Fuentes militares señalaron a Búsqueda que la posible anulación del gasto de US$ 11 millones por parte del gobierno de Estados Unidos puede afectar la compra de vehículos y material reacondicionado (refurbished, en inglés) a un costo más bajo que el de equipos nuevos. Se trata de un rubro necesario para la conformación final de la QRF uruguaya, frente a un escenario económico de recursos limitados para inversiones en el Ejército.
Los otros ajustes de Estados Unidos
El recorte solicitado por la Casa Blanca afecta programas de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la Organización Panamericana de la Salud (PAHO), entre otros. En el ámbito militar, además de la suspensión de fondos para la Iniciativa Global de Operaciones de Paz, también supone frenar el financiamiento de US$ 39 millones para Actividades de Mantenimiento de la Paz Internacional (CIPA), otra línea presupuestaria del gobierno norteamericano enfocada en las operaciones de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas.
“El mantenimiento de la paz de la ONU, sin objetivos específicos, medibles y con plazos definidos, simplemente no funciona, como lo reconoció el mundo al votar por poner fin a la fallida misión de 40 años en el Líbano”, indicó la Casa Blanca, que se refirió a la relevancia diplomática de America first, el concepto acuñado por Trump según el cual todas las decisiones internacionales del país se evalúan en función de su beneficio directo para Estados Unidos. “El presidente ha terminado más guerras en ocho meses que las que la ONU ha resuelto en 80 años”, apuntó la oficina presidencial.
La Casa Blanca se pronunció específicamente sobre la operación de la ONU en la República Democrática del Congo, una de las más grandes del organismo internacional y la que nuclea a más soldados uruguayos: “Las misiones de paz han estado plagadas de despilfarro y abusos, como lo demuestran los continuos casos de explotación y abuso sexual en la República Democrática del Congo”, donde “existen miles de denuncias creíbles de abusos sexuales y otros crímenes cometidos por cascos azules de distintas nacionalidades”.
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Trump, en una imagen de julio en la Casa Blanca, celebra tras la firma de un paquete legislativo con recortes fiscales y reducción de programas sociales.
Brendan Smialowski/AFP
En lo que concierne al propio conflicto del Congo, el comunicado del gobierno estadounidense añade que en 2023, 43 personas murieron durante manifestaciones contra la misión de la ONU y algunos candidatos presidenciales del país han amenazado con retirar el consentimiento para su permanencia. La salida de los cascos azules del Congo ha sido tema de debate recurrente, impulsado por reclamos tanto del gobierno nacional como de sectores de la sociedad civil que consideran que la acción de Naciones Unidas no cumple su propósito original y, por el contrario, contribuye a agravar los enfrentamientos internos.
A fines del año pasado, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que llamó a implementar un retiro gradual, responsable y sostenible de la operación, denominada oficialmente como Monusco. La previsión era que a fin de 2025 estuviera finalizada, pero para comienzos de año el Congo experimentó un notable aumento de la violencia, sobre todo en el este del país, donde actúan los efectivos uruguayos. El subsecretario general de Operaciones de Paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, negó entonces que la misión se retire este año. En julio, ante el Consejo de Seguridad de la ONU en Nueva York, la representante especial del secretario general para la República Democrática del Congo, Bintou Keita, confirmó esa postura.
En enero el grupo rebelde M23, que pelea contra el gobierno y tiene el apoyo de Ruanda, lanzó una ofensiva sobre las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, lo que le permitió capturar localidades estratégicas, incluida la ciudad de Goma, un punto clave en la región fronteriza con Ruanda. Entre las víctimas hubo tres cascos azules fallecidos: uno de Uruguay y dos de Sudáfrica.
La semana pasada regresó a Uruguay un segundo contingente de 174 soldados que estaba desplegado en el Congo desde enero de 2024. El primer contingente había retornado en julio y aún permanece por volver un tercer contingente de 228 efectivos. En total, son 752 militares que, pese a haber partido en enero de 2024, vieron retrasado seis meses más de lo previsto su regreso y su relevo por otro grupo de soldados, debido al recrudecimiento del conflicto y a problemas logísticos de Naciones Unidas.