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Con críticas de la oposición y dudas en el Frente, el Senado aprobó la venia para designar embajadora a Carolina Ache
El socialista Gustavo González aclaró que votó a favor de enviar a Ache a Portugal, una medida con la que no está de acuerdo, solo por disciplina partidaria
Tras una discusión áspera y extensa, el Senado aprobó la venia solicitada por el Poder Ejecutivo para designar a Carolina Ache como embajadora en Portugal. La decisión solo contó con los 17 votos del Frente Amplio, aunque incluso en el oficialismo había dudas sobre la pertinencia de la decisión, y el rechazo cerrado de blancos y colorados.
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La propuesta de designar a Ache, anunciada en mayo y enviada a comienzos de octubre al Parlamento, había tomado por sorpresa a oficialistas y opositores. Es que la exvicecanciller y precandidata presidencial colorada tuvo una salida polémica de su cargo en 2022, en parte forzada por el contralor del Frente Amplio, y luego expuso las presiones del gobierno de Luis Lacalle Pou para ocultar información a la Justicia.
En el periodo pasado, las autoridades de Cancillería —que integraba Ache— y el Ministerio del Interior habían quedado en la mira del Frente Amplio por la entrega de un pasaporte a Sebastián Marset mientras el narco estaba preso en Dubai. La oposición interpeló a los jerarcas, quienes aseguraron en esa instancia que nadie sabía quién era Marset cuando tramitó el pasaporte desde la cárcel.
A través de un pedido de acceso a la información y un fallo judicial que los amparó en su derecho a obtener la documentación, los senadores frenteamplistas obtuvieron intercambios de WhatsApp entre Ache y el subsecretario Guillermo Maciel en los que quedaba claro que en el gobierno sabían que Marset era un narco “pesado” y “peligroso”. Ante la difusión de esos chats, el Partido Colorado forzó la renuncia de Ache.
Cuando debió declarar como indagada ante el fiscal especializado en Delitos Económicos y Complejos, Alejandro Machado, por la entrega del pasaporte, en 2023, Ache denunció que había recibido presiones del gobierno para no entregar esos chats a la Justicia. Entregó grabaciones que le hizo al entonces ministro Francisco Bustillo en 2022 en las que el jerarca le sugería perder el celular para “ganar tiempo”. Además, relató que después de dar una copia de los whatsapps, certificada por una escribana, fue convocada a una reunión en Presidencia de la República en la que la habrían presionado para que borrara los mensajes y consiguiera otro certificado. Cuando al día siguiente se negó, el asesor presidencial Roberto Lafluf le dijo que había destruido el primer documento.
Luis Alberto Heber y Francisco Bustillo, durante la interpelación de los ministros de Relaciones Exteriores y de Interior por el pasaporte a Sebastián Marset
Luis Alberto Heber y Francisco Bustillo, durante la interpelación de los ministros de Relaciones Exteriores y de Interior por el pasaporte a Sebastián Marset
La declaración de Ache provocó la renuncia de Bustillo, Maciel, el ministro del Interior, Luis Alberto Heber y el asesor Lafluf. Además, el fiscal que investigaba la entrega del pasaporte, que luego archivaría, abrió una causa específica para determinar si la destrucción del documento implicó un delito.
La semana pasada, justo antes de la discusión parlamentaria, terminó una investigación administrativa en Cancillería para conocer cómo un documento que debía ser entregado a la Justicia llegó a manos de un asesor en el piso 11 de Torre Ejecutiva, quien lo destruyó. La investigación administrativa, ahora en poder del fiscal Machado, concluyó que el documento destruido era un expediente, una versión distinta a la que dio en su momento Lacalle Pou, y sugirió realizar un sumario a Bustillo y al exjefe de Jurídica de Cancillería Carlos Mata.
El estatuto y el honor
Con esos antecedentes, la venia para la designación de Ache provocó varios cruces entre senadores oficialistas y opositores.
Cuando concurrió a la Comisión de Asuntos Internacionales para presentar sus planes en caso de ser designada, Ache enfrentó las críticas del senador blanco Sebastián da Silva. El legislador leyó dos artículos del Estatuto del Servicio Exterior vinculados al “honor”, la “probidad” y la “reserva” con la que deben manejarse los diplomáticos.
“Dados los notorios antecedentes de la doctora Ache, que grabó clandestinamente a su superior, quisiera que se comprometiera o que explicara en la comisión del Senado de la República si está en condiciones de respetar y cumplir lo que he leído. Digo esto porque, una vez que el Senado le dé la venia, usted va a pasar a estar regida por este estatuto”, le dijo.
Ache respondió que siempre se condujo “con probidad, reserva, decoro, dignidad y discreción” y añadió que lo que hizo fue proteger su honor. “Reivindico lo que hice porque todos tenemos derecho a defender nuestro honor en una situación en la que somos totalmente inocentes”, insistió.
Entre el bochorno y la confianza
La tensión no disminuyó cuando el tema llegó al Senado. Por el contrario, entre el martes de noche y el miércoles de mañana los legisladores blancos y colorados recurrieron al archivo para cuestionar la designación.
El secretario general colorado y senador Andrés Ojeda citó varias publicaciones en la red social X en las que legisladores frenteamplistas atacaban a Ache. Una de ellas, del actual secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, decía que la renuncia de Ache tras la difusión de los whatsapps demostraba que le habían mentido al Parlamento. “La entrega del pasaporte a un narco preso es un hecho gravísimo, q(ue) nunca asumieron”, escribió. La propia Ache le respondió entonces que estaba amparándose en sus fueros para difamarla y que debía retractarse.
La senadora Graciela Bianchi, además de apelar al archivo del oficialismo, cuestionó la conducta de Ache de grabar a sus superiores. Sostuvo que era un “bochorno” su designación como embajadora, la conclusión de una “operación” en la que estaría involucrado el actual prosecretario de la Presidencia, Jorge Díaz, su abogado cuando se investigaba la entrega del pasaporte.
Daniel Caggiani, uno de los pocos legisladores oficialistas que tomó la palabra para defenderla, dijo que Ache fue “leal con su gobierno y después tuvo la valentía de denunciar cosas que eran delito”, una “actitud que la enaltece”.
Después de la aprobación de la designación, el senador socialista Gustavo González pidió la palabra para explicar que había votado a favor por disciplina partidaria y no porque estuviera convencido de la designación. Sostuvo que un embajador debe ser de “absoluta confianza” del Poder Ejecutivo y que Ache no cumplía con ese requisito.
En comparación con la de Ache, la venia de Beatriz Argimón como representante ante la Unesco y la OCDE, con oficinas en París, fue mucho más sencilla.
La exvicepresidenta fue designada con el respaldo de todos los partidos. Los únicos que no votaron a favor fueron los blancos Sergio Botana y Graciela Bianchi y el colorado Pedro Bordaberry.