En un año marcado por los avances de los bancos centrales en su lucha contra la inflación, la economía mundial habría crecido en torno a 3% en 2024, a pesar de la incertidumbre provocada por los conflictos armados, algunos fenómenos meteorológicos y las tensiones comerciales, según estimaciones de distintos organismos internacionales. Algunos pronósticos, como el del Fondo Monetario Internacional (FMI), auguran que el ritmo de expansión sería similar (3,2%) en 2025.
Europa
Tras estancarse en casi todo 2023, la actividad económica en Europa creció en 2024, según un informe de proyecciones de expertos del Banco Central Europeo. El año pasado el PIB de la eurozona creció a una tasa interanual del 0,4% en el tercer trimestre, debido al repunte de la demanda interna (0,7%) y de la inversión (2%), que compensaron la caída de las exportaciones (1,5%). El FMI proyectó, para 2024, un crecimiento en todo el año de 0,8% para la zona euro.
Alemania, la mayor economía europea, evitó entrar en una recesión técnica tras crecer —respecto al trimestre previo— en julio-setiembre de 2024, impulsada por el consumo y por el gasto público. Sin embargo, se ubicó un 0,2% por debajo de su nivel de un año atrás debido a la menor inversión y a la baja de las exportaciones (1,9%).
Particularmente, empresas del sector automovilístico están en una situación complicada. Algunas empresas, como Volkswagen, están evaluando el cierre de fábricas, para reducir costos frente a la creciente competencia en el mercado de autos eléctricos, que provocó una caída de 7% de las exportaciones de esos vehículos a China —su principal mercado— durante el primer semestre del año.
China
Tras crecer 5,2% en 2023, el ritmo de expansión de China se enlenteció en el año que acaba de cerrar. En el tercer trimestre el PIB chino se ubicó 4,6% por encima de su nivel un año atrás; el impulso de las exportaciones “compensó el debilitamiento de la demanda interna”, según un informe del Banco Mundial (BM). La inversión se moderó debido a la menor actividad del sector inmobiliario. El consumo interno también presentó un crecimiento moderado, lo que llevó al gobierno a anunciar medidas para impulsar la demanda: proyectos de infraestructura, recortes en las tasas de interés y una reducción de los encajes bancarios. Sin embargo, según el BM, “las medidas de estímulo convencionales no serán suficientes para revitalizar el crecimiento”.
América Latina
Las economías de América Latina y el Caribe habrían crecido 2,1% en 2024, según el FMI.
El martes 7, el ministro de Hacienda de Brasil, Fernando Haddad, dijo al canal GloboNews que la economía de ese país creció 3,6% el año pasado, con las exportaciones e importaciones alcanzando ambas su segundo mejor resultado desde que se contabilizan.
Pero la situación fiscal motiva preocupaciones. Brasil cerró el 2024 con una depreciación de su moneda de 27,4%, en parte debido a la reacción de los agentes ante la decisión del gobierno de implementar algunas modificaciones impositivas, que fueron interpretadas como una falta de determinación para corregir el déficit, que en los 12 meses a noviembre equivalió a 9,5% del PIB. Eso es prácticamente el doble que al cierre del 2022.
En medio de esa suba del tipo de cambio, la inflación cerró el año en 4,8%, por encima del techo del rango meta (4,5%). En respuesta a eso, el Banco Central de Brasil decidió subir la tasa de referencia para la política monetaria a 12,25% en diciembre y anunció aumentos para este mes y para marzo.
En Argentina, después de tres trimestres seguidos de caídas en la actividad, la economía creció en julio-setiembre, impulsada por el consumo, la inversión y las exportaciones. A pesar de la recuperación, se ubicó 2,1% por debajo de su nivel un año atrás.
Este primer año del gobierno de Javier Milei —que se completó el 10 de diciembre pasado— estuvo marcado por la aprobación de algunas reformas y por la lucha contra la inflación, que pasó de 211% en 2023 a 118% en 2024. También logró un superávit fiscal —primario, descontado del pago de intereses— a noviembre de 1,9% del PIB.
Proyecciones
La estimación del FMI es que la economía global creció 3,2% en 2024, lo mismo que en el año anterior. “El pronóstico más reciente de crecimiento mundial a cinco años, del 3,1%, continúa siendo mediocre en comparación con el promedio observado antes de la pandemia”, señaló en su último informe de Perspectivas de la Economía Mundial publicado en octubre.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés) coincide en cuanto a que “el crecimiento mundial seguirá débil en medio de la persistente incertidumbre”, afirmó en un reciente documento. Estima que la economía mundial se expandió 2,8% en 2024 y mantendrá ese ritmo en 2025, lejos de su nivel prepandemia (3,2%), “limitado por la debilidad de la inversión, el lento crecimiento de la productividad y los elevados niveles de deuda”.
Según la Unctad, el crecimiento en EE. UU. será de 1,9% en 2025, a medida que “se suavice el mercado laboral y se ralentice el gasto de los consumidores”. Adicionalmente, “la imposición de aranceles, como fue anunciada por el presidente electo, tensaría aún más la situación externa”, señala.
Para Europa, espera una aceleración modesta, de 1,3% en 2025. Estaría apoyada en la “relajación de la inflación y la resistencia de los mercados laborales”, aunque el endurecimiento fiscal, la incertidumbre geopolítica y los problemas estructurales, como el envejecimiento poblacional y el débil crecimiento de la productividad, “siguen pesando sobre las perspectivas económicas”.
En el caso de China, la Unctad espera que el crecimiento se modere levemente (a 4,8%) en 2025. “La fuerte inversión del sector público y la performance de las exportaciones se verían compensadas en parte por el crecimiento moderado del consumo y la persistente debilidad del sector inmobiliario”. Por otra parte, el decrecimiento de la población, junto con las crecientes tensiones tecnológicas y comerciales, “podrían amenazar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo del país”.
Para este año, la Unctad espera que el comercio mundial siga creciendo, impulsado por la mejora de las exportaciones de productos manufacturados provenientes de Asia y por el fuerte comercio de servicios. Sin embargo, advierte que las tensiones comerciales, las políticas proteccionistas y las incertidumbres geopolíticas “constituyen riesgos significativos”.
Para los países de la región latinoamericana, ese organismo espera que la economía brasileña se desacelere en 2025 (2,3%) como reflejo de “los vientos en contra derivados de una política monetaria más restrictiva, la reducción del gasto fiscal y el debilitamiento de las exportaciones”.
Para el caso de Argentina, el FMI prevé un aumento del PIB de 5% para 2025.