Zubía fue “muy generoso” con la concreción de esa fórmula, dijo Ojeda en la Casa del Partido Colorado el lunes 1. El ganador de la interna, con el 39,5% de los votos, estaba sentado en la mesa con quienes hasta la noche anterior habían sido sus rivales. Delante suyo, en primera fila, estaban el dos veces presidente Julio María Sanguinetti y el prosecretario general Gustavo Osta. Todos fueron nombrados, pero la particular mención al exfiscal no pasó desapercibida.
Silva, segundo en la interna colorada, con el 22,4% de los votos, ahora acompaña la fórmula con Ojeda. Cómo armonizar la interna colorada rumbo a octubre es uno de los desafíos de la campaña.
Fórmula colorada
Ojeda comenzó la jornada del domingo recorriendo locales de Zubía. Según comentó a la prensa, antes de sufragar al mediodía en la escuela 81 de Punta Gorda, mucha gente se le acercaba a decirle que lo votaba “por Zubía”. Y fue con Zubía y su equipo con quien permaneció largo rato en el hotel Hilton Garden Inn, luego de conocerse las proyecciones de las urnas, antes de ir a la Casa del Partido Colorado para encontrarse con el resto de los postulantes. Zubía le dijo que no había por qué apresurar la fórmula esa noche, algo que Ojeda ya había manifestado públicamente.
“Yo le dije que no había por qué tomar esa decisión en el momento, que había que esperar que los resultados estuvieran firmes, no me parecía oportuno cuando el porcentaje de votos escrutados no era grande”, dijo Zubía a Búsqueda. Según información que manejaban los distintos comandos, el segundo puesto fue variando de candidato en candidato. La integración de la fórmula con Silva, aseguró, se debió a “un cumplimiento de palabra entre los candidatos” con el que está “totalmente de acuerdo”. Actuar de otra manera, expresó, hubiese sido un error electoralmente letal.
“No dije absolutamente nada contra Robert Silva, con quien en lo personal no tengo ningún problema. Hay un ámbito emocional, que me guardo, donde podría tener algún reparo; pero prima lo racional y lo objetivo, que sí lo explicito”, precisó Zubía.
Cuando Ojeda llegó a la sede colorada, a eso de las 23.30, ya estaban Silva, Gabriel Gurméndez (18,6% de los votos) y Tabaré Viera (18%). Todos ellos, más Sanguinetti y Osta, comenzaron una reunión en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de la colectividad, a la que más tarde se sumaron las también postulantes Carolina Ache (1,1%) y Zaida González (0,2%). La intención era sellar la fórmula esa misma noche, lo que no ocurrió.
“Estuvimos a un paso”, lamentó uno de los participantes. La idea era respetar el 1-2 y anunciar ya a Silva como el candidato a vicepresidente. Sin embargo, uno de los postulantes pidió esperar a que el escrutinio estuviera más avanzado, en función de la escasa diferencia entre el segundo y el cuarto (que acabó siendo, según los resultados primarios, de 4.487 votos). Eso, más la postura que traía de Zubía, le dieron aire a Ojeda —que en los días previos había sido el precandidato más reticente a anunciar una fórmula de manera inmediata— a postergar el anuncio para el día siguiente.
Zubía, Sanjurjo y la seguridad
Desde el bando ganador se da como un hecho que estarán a disposición los cuadros técnicos y políticos de todo el espectro colorado. Silva ya puso su equipo a la orden. Entre ellos está el politólogo Diego Sanjurjo, su referente en seguridad, coordinador de Estrategias Focalizadas de Prevención Policial del Delito, del Ministerio del Interior, cuyas posturas han sido tanto elogiadas por Ojeda como cuestionadas por Zubía. Ahora deberán trabajar juntos.
Silva, quien luego de “asumir” los resultados del domingo aceptó ser candidato colorado a la vicepresidencia por segunda vez consecutiva “para trabajar por la recuperación del partido”, no se mostró desvelado por esta coyuntura en diálogo con Búsqueda: “Habrá que dialogar, conversar, buscar puntos de encuentro y luego de eso adoptar una posición común”.
Consultado sobre este punto, Zubía se limitó a expresar que cuando se arme el programa referido a la seguridad, él dará su punto de vista “y se verá qué sucede”. De todas formas, recordó que Ojeda le dio “la derecha en temas de seguridad” y que planteó que él sería “un buen ministro del Interior”.
Hay una forma primaria de integración que consiste en que la gente de Robert Silva esté en lo referido a la prevención del delito, que es un área que no me quita el sueño, y yo insista en la represión Hay una forma primaria de integración que consiste en que la gente de Robert Silva esté en lo referido a la prevención del delito, que es un área que no me quita el sueño, y yo insista en la represión
De cualquier forma, ya planteó una posible división de tareas con énfasis en lo que a él lo desvela: “Hay una forma primaria de integración que consiste en que la gente de Robert Silva esté en lo referido a la prevención del delito, que es un área que no me quita el sueño, y yo insista en la represión”.
Coalición de gobierno
Dilucidadas también las internas sectoriales y departamentales —en Montevideo, las listas de Felipe Schipani y de Conrado Rodríguez fueron las más votadas en los sectores de Silva y Gurméndez; en Rivera, el triunfo de Viera fue aplastante; en Salto, Marcelo Malaquina venció a Germán Coutinho; Ciudadanos fue la primera agrupación en Canelones—, al partido le quedan otros desafíos más allá de una política común de seguridad rumbo al 27 de octubre.
La del domingo 30 fue la de menos afluencia de colorados desde que se hacen elecciones internas. Los seis postulantes aglutinaron 101.718 votos, casi 20% menos que en la instancia de 2009, la peor hasta entonces, y unos 80.000 sufragios menos que en la de 2019. Ojeda precisó solo 40.719 votos para ser electo candidato a la presidencia por el Partido Colorado, poco más de la mitad de lo que se requiere para conseguir una banca en el Senado.
Sin embargo, ya desde esa noche Sanguinetti insistió en expresar que el partido estaba “dinámico, vivo y vibrante” y que la participación en conjunto de los partidos integrantes de la coalición de gobierno superaba a la del Frente Amplio. Lo último encontró eco en varios dirigentes; lo primero, en cambio, preocupó a muchos, que no encontraron consuelo en excusas como el frío de la jornada, el inicio de las vacaciones invernales o la transmisión de partidos de la Eurocopa y Copa América.
Desde que se supo ganador, Ojeda quiso imponer el mensaje de que se pasó “de una interna colorada” a “una interna de la coalición” para encontrar “el mejor candidato para ganarle al Frente Amplio”. Muchos dirigentes —no solo de su sector— señalan que esto es parte de “una lógica discursiva” que se condice con los hechos y que él siempre explicitó. Sin embargo, esta parte de la retórica no cayó simpática en un grupo de colorados que no termina de tragar ese rol. “Yo no digo de volver a Masoller, pero no entiendo por qué tenemos que estar tan apegados a los blancos”, dijo el dirigente de una de las juventudes.
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Andrés Ojeda y Julio María Sanguinetti en la sede del Partido Colorado, luego de conocerse los resultados de las elecciones internas.
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La retórica coalicionista, sin embargo, tomó fuerza una vez conocida la fórmula blanca —con la exdirigente sindical Valeria Ripoll como la elegida para acompañar a Álvaro Delgado—, que generó disconformidad en una buena porción de los nacionalistas. De manera oficial, los dirigentes han cuidado las formas. Aún no parece haber una idea clara: en la mañana del miércoles 3, Ojeda dijo en Doble Click de Del Sol FM no ver “una oportunidad” de captar votos de blancos descontentos, cuando minutos después, en Se Arregla el Mundo de FM Hit, dijo que tras el anuncio del partido de gobierno le “reventó el teléfono” de gente diciendo que lo iba a elegir a él.
Pensando más allá de octubre, en un balotaje en noviembre, es que muchos de los colorados más ortodoxos están mirando ahora de mejor forma la retórica coalicionista, admiten dirigentes en el seno del partido. Sin embargo, señalan que es muy pronto para hablar de un aluvión de votos blancos. “Capaz que Ripoll se termina luciendo y no viene nadie”, deslizó a Búsqueda un diputado colorado.