La firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur es aún motivo de debate; las resistencias dentro del Parlamento Europeo, las elecciones en América Latina y los cambios geopolíticos globales conforman un panorama complejo que obliga a ambas regiones a definir prioridades más allá del comercio. Sin embargo, la UE tiene la esperanza de firmar el tratado antes de fin de año, luego de más de 25 años de negociaciones.
Así lo confirmaron a Búsqueda fuentes de la Unión Europea durante una serie de encuentros entre periodistas latinoamericanos y distintas autoridades en Bruselas, la semana pasada. En esa instancia explicaron que, tras acordarse el texto del acuerdo el pasado diciembre, comenzó una revisión jurídica y la traducción a los idiomas oficiales de los 27 países que integran el bloque que está casi concluida. En las próximas semanas —particularmente “antes del verano europeo”—, el acuerdo será derivado desde la Comisión Europea al Consejo Europeo, donde presidentes y ministros de la UE deberán sortear una discusión “larga y difícil” para su adopción y firma, debido a la oposición directa de algunos países, entre otras cosas.
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“La UE es una bestia compleja con procedimientos complejos, que necesita la ratificación de todos los Estados miembros. Eso ralentiza los procedimientos por parte de la UE, pero hay que ir paso a paso. Mientras tanto, la cooperación de nuestros socios está siendo fundamental para sortear obstáculos”, señaló la fuente. De todas maneras, el liderazgo de Brasil, que asumirá la presidencia pro tempore del Mercosur durante el segundo semestre del año —y que ya ha manifestado su intención de dar prioridad a este tema—, es visto con expectativa por parte del bloque europeo, el cual también visualiza el proteccionismo impulsado por Donald Trump como un posible “aliado” en relación con la ratificación del acuerdo.
La administración de Luis Lacalle Pou calculaba que los países que se oponen al tratado no van a alcanzar el respaldo suficiente para evitar que supere el Consejo. Para tumbarlo, en esa instancia se necesitaría la negativa de cuatro países que representen, en conjunto, el 35% de la población de la Unión Europea.
El embajador de la Unión Europea en Uruguay, Paolo Berizzi, declaró en mayo a Búsqueda que el objetivo de la Comisión es “convencer a la totalidad de los Estados europeos de que se trata de un buen acuerdo y explicar bien cómo se ha negociado”.
Preocupaciones
“¿Estamos supervisando algo que tal vez no sea bueno para la gente aquí y del otro lado del océano?”, se preguntó la eurodiputada austríaca Evelyn Regner, presidenta de la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con el Mercosur, al hablar del acuerdo. “Hay sectores muy visibles, como los agricultores, que temen que la carne vacuna argentina inunde el mercado europeo; pero también otros que ven oportunidades, como quienes producen vino o están en el sector lácteo. Siempre hay que sopesar”, afirmó.
Regner reconoció que la alianza provoca aún muchas preocupaciones políticas y ambientales dentro del Parlamento Europeo: “Hay miembros que ven esto como una oportunidad para no depender solo de Estados Unidos o China. Pero también observamos muy de cerca a quienes no han sido escuchados durante las negociaciones, como representantes indígenas, ONG y sindicatos. El acuerdo tiene muchas cosas buenas sobre el papel, pero la gran pregunta es: ¿quién controla que se cumplan?”.
La visión europea sobre América Latina se ve también atravesada por los conflictos internacionales que sacuden al mundo. El portavoz del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Anouar El Anouni, señaló que “la meta de Rusia sigue siendo suprimir a Ucrania”. Según el vocero, los ataques rusos se han intensificado incluso luego de que Ucrania aceptara un alto al fuego incondicional, y, en ese sentido, aseguró que, para la UE, “la amenaza de Rusia va más allá de Europa”. “Hemos visto los mayores ataques con drones hasta la fecha, y continúan golpeando a la población ucraniana”, agregó El Anouni, al explicar que la UE y sus Estados miembros han donado cerca de 148.000 millones de euros a Ucrania, “para asegurar que esté en la posición más fuerte posible cuando lleguen las negociaciones”.
En ese marco, la UE busca reforzar alianzas globales, lo que incluye fortalecer las relaciones con bloques como el Mercosur. “El cambio geopolítico hace que Europa piense: ¿quiénes son nuestros aliados?”, afirmó Regner. “No hay nadie más cercano a nosotros en Europa que los ciudadanos de América Latina. Nuestras mentalidades están más cerca que las de Asia o incluso que las de Estados Unidos. Así que hay interés real en profundizar las relaciones”, agregó.
En paralelo, la UE ha endurecido su postura hacia Israel. Según explicó El Anouni, tras el Consejo de Asuntos Exteriores del 20 de mayo, se inició la revisión del artículo 2 del Acuerdo de Asociación UE-Israel. “Las relaciones entre las partes se basan en el respeto de los derechos humanos y los principios democráticos. La revisión busca evaluar si Israel cumple con ese artículo”, dijo el portavoz, al referirse a la crisis humanitaria en Gaza.
En este escenario de múltiples tensiones globales, el acuerdo con el Mercosur aparece para la Comisión Europea no solo como una cuestión económica, sino también como una definición política estratégica. “La UE no solo quiere obtener beneficios, sino fortalecer la democracia en los países latinoamericanos, nuestro modo de vida, la igualdad de género y la protección ambiental. Lo queremos para Europa, pero también queremos algo bueno para América Latina”, remarcó Regner.
Uruguay, un aliado clave en la negociación
“Uruguay ha sido uno de los países claves en las negociaciones del Mercosur. Si por Uruguay hubiera sido, habríamos firmado el acuerdo hace años”, dijo una fuente de la UE en Bruselas, quien destacó el rol “constructivo” que el país ha desempeñado en las negociaciones y su continuidad en la promoción del acuerdo dentro de Europa. “Valoramos muy positivamente ese papel que Uruguay ha jugado durante las negociaciones y que continúa jugando en estos momentos”, comentó.
La fuente señaló, además, que Uruguay es hasta hoy “uno de los principales aliados de la UE en América del Sur”, al ser un país “con el que comparte valores y con el que es siempre fácil trabajar”. Incluso, mencionó que desde la toma de posesión de la nueva administración de gobierno, liderada por Yamandú Orsi, no detectaron “grandes cambios de política exterior”, en tanto las pocas modificaciones identificadas “son cambios que la Unión Europea apoya de todo corazón, como es esa voluntad de la nueva administración de tener un papel en la región de mayor liderazgo y más preponderante”. “Eso es algo que animamos a Uruguay a hacer de cara a la cumbre UE-Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que esperamos organizar a finales de año”, agregó la fuente.
El canciller uruguayo Mario Lubetkin ha planteado en varias oportunidades el apoyo del nuevo gobierno a la ratificación del acuerdo y a la profundización de las relaciones entre la Celac y los europeos.
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Mauricio Zina / adhocFOTOS
En la misma línea, la fuente indicó que el acuerdo UE-Mercosur permitiría a Uruguay reforzar el vínculo económico, al fortalecer los lazos comerciales, “creando una de las mayores zonas de libre cambio del mundo”. De todas maneras, reconoció que el proceso de ratificación de cada uno de los países miembros del Mercosur “es más rápido” que la adopción por parte de la Unión Europea.
Por otro lado, la fuente señaló que, entre sus prioridades, la UE busca profundizar la cooperación en materia de seguridad en los países latinoamericanos, entre ellos Uruguay. En ese sentido, dijo que, si bien desde la UE no contemplan al país como uno de los más críticos en dicho ámbito, les “sorprendió” que la inseguridad fuera tan relevante durante la campaña de cara a las elecciones presidenciales. “Esto fue una llamada de alerta muy clara y el gobierno ha tomado conciencia de eso, al impulsar también la agenda de cooperación entre UE y Uruguay frente a esa problemática; Uruguay ya participa en programas regionales en materia de seguridad, pero se puede hacer más y estamos dispuestos a ello”, indicó.
En la UE tienen como uno de los ejes de cooperación con América del Sur el combate al crimen organizado. Las acciones contemplan programas entre Europol y los cuerpos policiales, que incluyen capacitaciones, intercambio de expertos y cooperación judicial.
En cuanto a la complejidad del fenómeno, la fuente señaló: “El negocio de la droga es lucrativo y tiene muchos factores. La estrategia debe considerar toda la cadena, no solo el control en origen o destino. Uruguay y Paraguay se están convirtiendo en países de tránsito, por lo que hay cada vez más conciencia de la necesidad de ver el problema en su conjunto”. Justamente, agregó, la reciente toma de conciencia de Uruguay (que, según dijo, data del último año) “es el paso previo indispensable para que las autoridades dediquen más recursos y den mayor visibilidad a este tema”.