“¡Vivir es combatir!”, dice la senadora que presentó renuncia al Ministerio de Vivienda el 8 de mayo de 2023, luego de que el presidente Luis Lacalle Pou se lo pidiera, señalada por la entrega de viviendas de forma discrecional. Aunque ella aceptó, a regañadientes, el episodio marcó un quiebre en la relación entre el primer mandatario y su esposo, el senador Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto. “Vivir es combatir”, dice Moreira, y repetirá esa frase —que también es letra de la Marcha de Tres Árboles, himno del Partido Nacional— a lo largo de la jornada que marcó su regreso al ruedo.
Es domingo al mediodía y en el barrio San Fernando de Montevideo el cielo es una masa gris. No hace frío, no hay viento y en el predio de un local público que da a la avenida José Belloni no hay más de 150 personas, contando a los niños que se divierten en juegos inflables al aire libre, entre olor a eucalipto y a neumático quemado. Todo da un aspecto de kermés o fiesta infantil —por “el Día del Niño”, según los organizadores—, que servirá de punto de encuentro y de partida de una recorrida cabildante por la zona, cerca de Flor de Maroñas. La actividad incluye una cuerda de tambores y luego samba brasilera, que bailará Moreira y su esposo presidenciable. “Ya les di para reírse un rato”, dirá entonces Manini tras ensayar unos pasos que reconocerá torpes.
Hoy el general retirado se muestra distendido hasta en su atuendo informal, ajeno a su estilo monocromático. Cerca está Lorena Quintana, su flamante compañera de fórmula, dispuesta a hablar de cualquier tema —especialmente de políticas antidrogas— con quien se cruce. “No sé si llego viva a octubre”, dice con una sonrisa apagada por el cansancio acumulado en una minigira por Melo, Río Branco y Treinta y Tres. Aunque la presencia más notoria es la de Moreira, que ahora revisa su celular sentada sobre un medio tanque oxidado.
Allí dice a Búsqueda que decidió volver a la primera línea partidaria después de haber vivido “un duelo político y personal”, tras su intempestiva salida de Vivienda. “Me tomé un tiempo para cicatrizar heridas”, cuenta, y aún se muestra afectada por una decisión presidencial que cree “injusta”. “Me largaron a los leones y dijeron muchos disparates”, dice. “A mí me han comparado con Marset, con Astesiano... y todo eso sí que es grave”, agrega.
La exministra justificó las gestiones de designación directa de viviendas resueltas durante su gestión al frente de la cartera, alegando que eran prácticas legales y comunes: “Hubo una investigación administrativa y no apareció nada…".
La investigación administrativa, no obstante, constató "abuso de poder" y "apartamiento de los principios de la función pública" en la adjudicación de viviendas.
Moreira se defiende: “El Estado no perdió nada conmigo. ¡Ni un peso! Me pueden dar vuelta y no van a ver caer una moneda”. Y apuntó al gobierno por haberla dejado tan expuesta. “Lo que más me duele es que no me dejaron ni siquiera defenderme, porque sabían que si me defendía esto quedaba en nada. Eso sí que me duele”, dice.
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Irene Moreira durante una recorrida el domingo 18
Irene Moreira, luto y combate
La salida de Moreira del Poder Ejecutivo la llevó a bajar su exposición pública y a limitar su actividad política a su departamento, Artigas. “Después de aquello hubo un antes y un después para mí”, explica. “Obviamente, no fue porque no me dejaran salir… Lo hice porque tuve que hacer un luto, un duelo. Primero porque literalmente me enfermé; entré en depresión y tuve otros problemas de salud… Y luego caí con Covid, estuve tres días con oxígeno internada en CTI… Entonces me dije que tenía que bajar las revoluciones“, relata.
"Ya hice mi duelo y bueno... A mí me enseñaron siempre que ‘vivir es combatir’... Y acá estamos otra vez en la cancha para dar la pelea al lado de Guido, apoyando a Guido”, dice, y una simpatizante la abraza.
En una reciente entrevista con Búsqueda, Manini dijo que desde aquel episodio su relación con Lacalle Pou es estrictamente “formal” y vinculó la salida de su esposa de la cartera al enojo personal que tenía el presidente con él. Como sea, la actuación de Moreira y la forma en que Cabildo procesó su salida también motivaron debates y diferencias a la interna. Sectores como el Espacio de los Pueblos Libres, que representa el teniente coronel retirado Eduardo Radaelli, y algunos diputados independientes, como Sebastián Cal, cuestionaron públicamente su accionar y el de la conducción del partido.
Ahora Moreira aspira a repetir banca en el Senado, en “alianza electoral” con un grupo de diputados cabildantes “fieles” a la pareja, para competir en las generales bajo el paraguas Todos con Manini. Lo integran Silvana Pérez Bonavita, Álvaro Perrone, Rodrigo Albernaz y Martín Sodano, junto con varias agrupaciones y otros dirigentes maninistas. Esta alianza fue presentada oficialmente el martes 20 en el Parlamento.
Así, la lista a la Cámara Alta la encabeza el general retirado y en el segundo lugar irá su esposa. Perrone será el primer suplente de Manini y Pérez Bonavita, de Moreira, en esta línea oficial. “Obviamente, si tú miras la lista y arranca primero Guido y segunda la mujer… ¿Quién es más leal que la mujer?”, plantea Moreira. Esta decisión no cayó bien en algunos dirigentes cabildantes que creían que la pareja del líder no iba a participar con una lista al Senado. Ella asume que se trata de una jugada arriesgada. “Vivir es combatir”, insiste, rodeada de un pequeño grupo de dirigentes y militantes dispuestos a acompañarla en esta apuesta.
La senadora aspira a conducir un espacio “por fuera de la línea militar o dura” que cobija el excomandante en jefe, resume un dirigente, que aún así concede cierta “dificultad” para desligar políticamente a la pareja.
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Guido Manini, Irene Moreira y Lorena Quintana, durante una recorrida el domingo 18 por el Municipio F
Emergencia, samba y redes
Ya son casi las dos de la tarde en el Municipio F. La recorrida se inicia por un camino de tierra y matas de pasto. En la comitiva —encabezada por Moreira, que va tomada del brazo de Manini— escuchan mucho, hablan poco y algunos dirigentes permanecen ajenos a las conversaciones que aluden básicamente a reclamos vecinales por seguridad y a otros servicios casi inexistentes en la zona.
El itinerario puede tener variantes, pero es más o menos así: se llega a la casa de algún conocido que se dice cabildante, se procede a escuchar y se comenta o se promete alguna cosa. Cada encuentro ocasional u ocasionado toma un rato. Algunos vecinos, más bien pocos, se asoman a curiosear. “¡Qué alegría, general!”, le dice, entusiasmada, una señora que cruza a saludar, mientras otros vecinos siguen a lo suyo.
Una primera parada se hace frente a un descampado. Hay peligro en el barrio, y hay quejas. “El otro día, sin ir más lejos…”, arranca Washington Gómez, veterano referente de Flor de Maroñas, y su relato avanza imparable, apenas trabado en los detalles. Ahora habla una mujer que fue robada hace nada; luego, otro señor que dispone el mate en un murito y relata de manera aluvional cómo le vaciaron el negocio. Su monólogo es abigarrado y en él descarga su frustración e impotencia ante un Manini que, rodeado de cámaras, agradece la charla.
“La inseguridad ya alcanzó niveles que ameritan medidas drásticas”, dice Manini a Búsqueda. “No podemos esperar a marzo de 2025 para empezar a implementar medidas que hoy son urgentes”, sostiene, y detalla sus ideas básicas: “reforzar” las comisarías y los patrullajes, “blindar” las fronteras por tierra, mar y aire, y dotar a las fuerzas del orden de mayor y mejor tecnología, además de crear una cárcel de máxima seguridad “para los pesos pesados del delito”.
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El leitmotiv de la tarde y de toda la campaña cabildante es ese: la seguridad pública, o la falta que hace. Al mediodía siguiente, del lunes 19, Manini detallará en conferencia de prensa en el Parlamento, y con el mismo tono imperturbable que ha cultivado en 46 años de carrera militar, una docena de medidas planteadas al Poder Ejecutivo con la idea de que se declare el estado de emergencia nacional en seguridad pública. La iniciativa había sido anticipada en el congreso de Cabildo del 28 de julio.
Tras la media hora de caminata, la comitiva cabildante pega la vuelta. De lejos se escucha una batucada. Al rato Manini es invitado a bailar y muestra una risa chica, que contrasta con la carcajada de su esposa al verlo tan contenido entre las bailarinas. “¡Ay, lo van a sacar a bailar a Guido!”, dice Moreira llevándose las manos a la cabeza. “¡Es un hombre tan bailarín…”, agrega, y ella misma se lanza a sambar “como en el Carnaval de Artigas”, bromea, con requiebres de caderas, y gana aplausos. “¡Essaaa!”, grita la diputada Pérez Bonavita desde un costado. “¡Vamos, Guido! ¡Bien!”, anima un colaborador sin disimular la risa, entre celulares y cámaras que pronto harán viral el baile de la pareja cabildante.
“Nos tocó bailar para calentar la tarde, recorriendo los barrios de Montevideo”, postea Manini al compartir el material en sus redes sociales. La publicación tendrá en pocas horas más de 150.000 visualizaciones, un centenar de comentarios y otros cuantos “me gusta”.
Embed - Manini Ríos e Irene Moreira bailando en una recorrida por Montevideo