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¿Te gusta diciembre? Para mí es el peor mes del año por esa sensación de vértigo y de ansiedad y de cansancio generalizado, como si realmente todo se terminara. Me gustaría sobrevolar este mes en otra dimensión y aterrizar en enero en una ciudad silenciosa. Siempre recuerdo un cuadro de Pieter Bruegel que para mí encierra lo que es diciembre, y le pondría justamente ese título, pero ya tiene uno y mucho más significativo: La caída de los ángeles rebeldes.
Igual entiendo a quienes les gusta la temporada festiva, y aún más si tienen niños pequeños en la familia que obviamente la disfrutan mucho. El anciano de gran barriga, rostro bonachón y cachetes rosados por encima de la barba blanca debe de ser el mejor personaje de campaña de marketing de la historia. Y su público son los niños. La Coca-Cola lo supo muy bien y se adueñó tempranamente de su imagen. Pero ese señor bondadoso viene desde mucho más lejos, del siglo IV. Y fue real. Su nombre era Nicolás Bari, obispo de profesión, santificado como San Nicolás.
Cómo surgió un Santa Claus rechoncho de esta figura es un misterio. Así lucía San Nicolás, según los retratos que de él hicieron los artistas:
San-Nicolas-Bari.jpg
San Nicolás de Bari por Jaroslav Ermák
Wikipedia
Este obispo de origen turco les hacía regalos a los más necesitados y se convirtió en santo patrón de marineros, comerciantes, ladrones arrepentidos y de niños, sobre todo en Holanda, pero también en varias regiones de Europa. Fueron los neerlandeses quienes lo representaron con gran barriga, barba blanca y ropajes rojos, montado en un burro o en un caballo blanco lleno de regalos para los niños. Los inmigrantes holandeses de principios del siglo XVII que fundaron Nueva Ámsterdam (origen de Nueva York) cruzaron el Atlántico con esta tradición que así se instaló en Estados Unidos.
Después los escritores hicieron lo suyo. Por ejemplo, Washington Irving (Nueva York, 1783-Sunnyside, Washington,1859), quien en su obra satírica Una historia de Nueva York (1809), le dio el nombre de Santa Claus, un derivado sonoro de “Sinterklaas”, como se lo nombraba a San Nicolás en los países bajos.
Un paréntesis para entender por qué en español lo llamamos Papá Noel. La explicación está en la procedencia francesa, que se relaciona con la palabra nativitas (nacimiento) de la que se deriva Navidad. La palabra noël es la versión francesa de natal, y entonces Père Noël es el "padre de la Navidad". Por estas tierras no se nos ocurrió ningún nombre criollo. Lo he pensado, pero todo me suena ridículo. ¿Se te ocurre alguno?
A la imagen simpática y el nombre sonoro se sumaron después otros condimentos: el pino con sus adornos, el muérdago, los colores verde y rojo, los bastones de caramelo, los muñecos de nieve, las galletas de jengibre. Todo tiene su simbología en distintas culturas, salvo en el Río de la Plata, pero igual la adoptamos.
Santas burbujas
Santa Claus tuvo varias representaciones, incluso una durante la Guerra de Secesión con chaqueta de estrellas y pantalón a rayas. Un Santa partidario de la Unión, pero siempre con regalos.
Voy a dar un salto grande en la historia para llegar a la imagen de la bebida burbujeante. El Santa Claus de Coca-Cola no solo produce ganas de tomarse en pocos tragos el refresco, sino de ir y abrazar a ese grandulón vestido de rojo. Unos capos de la publicidad. ¿A qué niño no le gustaría entrar en esta escena?
Embed - Coca-Cola - Santa Sundblom (2003, USA)
El personaje de la publicidad se inspira en la obra del ilustrador Haddon Sundblom, a quien la Coca-Cola contrató para que le diera el mayor realismo posible. Si bien había aparecido en otros avisos de la empresa, el Santa que se publicó en la Navidad de 1931 en Saturday Evening Post con su amplia sonrisa un poco pícara y sus cachetes colorados es el que perduró. Este es el primer trabajo de Sundblom para la marca:
coca-cola-santa-sundblom.jpg
Cortá con tanta dulzura
Hasta aquí la historia de un personaje simpático y lleno de amor que por esos laberintos extraños de la cultura se introdujo en la Navidad. Pero después están los otros Santas, los que la literatura o el cine han personificado como seres malhumorados, torpes o desgraciados que sufren la Navidad. Me gustan estas figuras, las entiendo, me representan.
Tal vez el Grinch, creado por Dr. Seuss, escritor clásico de literatura infantil estadounidense, sea el que simbolice mejor el lado B de la Navidad. Es feísimo, gruñón, odia las fiestas y mucho más a la gente que festeja. Es una parodia de toda la parafernalia navideña y del consumo que la rodea, pero ojo que también tiene su costado bueno. Apareció por primera vez en 1957 en el libro infantil ¡Cómo El Grinch robó la Navidad!
¿Quién podía representarlo en el cine? Obviamente, ese mismo actor en el que estás pensando: Jim Carrey. En El Grinch (2000), dirigida por Ron Howard, el personaje se disfraza de Santa Claus, construye un trineo y se va a robar los regalos de todos. No es un encanto, pero sí muy divertido y con la cantidad de muecas por segundo que uno espera de Jim Carrey, incluso bajo el disfraz.
Embed - How the Grinch Stole Christmas Official Trailer #1 - Clint Howard Movie (2000) HD
Más humano y más desgraciado es el Santa de Billy Bob Thornton en Bad Santa (Terry Zwigoff, 2003). Solitario y alcohólico trabaja en un centro comercial y su labor es la típica de esos lugares en temporada de fiestas: se sienta frente al arbolito para que los niños se saquen una foto con él. Pobres niños.
Embed - Bad Santa | Official Trailer (HD) - Billy Bob Thornton, Tony Cox, Lauren Graham | MIRAMAX
Pero si tuviera que recomendarte un libro y una película sobre estos temas, no lo dudaría. Empiezo por el libro: El cuento de Navidad de Auggie Wren, del gran Paul Auster. Es un relato corto que surgió cuando a Auster le encargaron escribir un cuento de Navidad. Como no se le ocurría ninguna historia, porque en realidad no le gustaba el tema, recurrió al relato que le hizo Auggie Wren, dueño de una tienda de tabaco a la que iba todos los días para hablar con quien se convirtió en su amigo. Entonces aparece una historia adorable ambientada en Brooklyn con tres personajes: el autor, Auggie y una anciana solitaria y querible. La Navidad es una excusa, porque en realidad Auster quiso hablar del paso del tiempo y de los pequeños cambios que se producen a diario, de la importancia de detenerse a mirar, de la generosidad y de los breves momentos de felicidad. Si encontrás este cuento con las ilustraciones de Isol, tendrás un tesoro.
Sigo con la película que te quiero recomendar, que en realidad tiene como guion el relato de Auster. Se llama Cigarros (Wayne Wang, 1995) y mirá qué elenco: William Hurt, Harvey Keitel, Forest Whitaker, entre otros. Todos representan a seres que comparten en una esquina de Brooklyn sus soledades, secretos dolorosos y pequeñas cuotas de felicidad. Excepcional, de esas películas memorables.
Embed - Smoke (1995) Official Trailer 1 - Harvey Keitel Movie
Un poco de humor rioplatense
Seguro que conocés a Roberto Fontanarrosa, que has leído sus cuentos, que te has divertido. Tiene uno que se llama Y te digo más, cuyo protagonista es el Gordo Luis, quien apretado económicamente, decide hacer de Papá Noel en la puerta de un comercio de electrodomésticos. Ciudad de Rosario, 40 grados de calor, traje de franela y el pobre Luis transpirando como en un sauna, mientras toca la campanita para promover los productos. Una vecina se apiada, le lleva un balde de hielo con una botella de vino blanco y bueno, el Gordo Luis se entusiasma, se lo toma y ocurre lo peor. Es una tragicomedia. Nunca tuve tanta piedad por alguien vestido de Papá Noel.
¿Sabías que ahora Papá Noel llama por teléfono a los niños? Es una aplicación, claro, que supongo programan los padres. Todo para que la ilusión sobre ese ser bondadoso que llegará con regalos aumente. Pero cuidado, padres y madres, puede ocurrir esto:
Quien hace estos videos se llama Gabriel Lucero, es argentino y el creador de Gente Rota. Sus seguidores le mandan mensajes de audios o grabaciones reales y él les agrega la animación. Lo descubrí en la pandemia y me alegró aquella temporada de encierro y amargura.
Los videos que tiene con niños son de los mejores. Como este, que bien se podría llamar "La primera desilusión de la vida":
Embed - Papa Noel esta en la tumbita.
Releo lo que escribí y me vuelvo a preguntar qué Navidad festejamos. Supongo que cada uno tiene una respuesta, tal vez religiosa, tal vez familiar o tal vez indiferente. Tengo una amiga que va a pasar sola por opción. No quiere reunirse con una familia que no es su familia y prefiere la calma, un buen vino y una buena película. La respeto y un poco la felicito. ¿Y vos, qué Navidad querés pasar?
Mi cuñado todos los años se viste de Papá Noel, se sube al techo de su casa con una bolsa roja cargada de regalos y desde esas alturas saluda a sus nietos. Los adultos cada año tememos más por su integridad física, pero él resiste. Estoy segura de que los niños más grandes ya saben que es su abuelo, pero no dicen nada para no sacarle a él, y a todos nosotros, la ilusión. No soy muy de la Navidad, pero ese momento de risas, rostros iluminados y caos festivo no me lo pierdo por nada.
Cuando regrese con la próxima newsletter ya será un nuevo año y yo estaré a gusto en la paz montevideana. Es momento, entonces, de desearte lo mejor, que seas muy feliz y será hasta el 2025.
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Pero… antes de despedirme, te recomiendo que leas esta columna de Silvia Soler sobre la desaparición de adoquines en las calles montevideanas. Y si te gusta el jazz, aquí la recomendación de E.A.L. sobre el festival internacional que desde hace 29 años ocurre en la finca El Sosiego de Punta del Este.