Todd D. Robinson es el secretario de Estado Adjunto para Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, una oficina contra las drogas dependiente del Departamento de Estado de Estados Unidos. Del 14 al 18 de octubre realizó una breve gira por Argentina y Uruguay con el objetivo de coordinar estrategias contra sustancias sintéticas ilícitas como el fentanilo.
En Buenos Aires, Robinson lideró junto con el embajador estadounidense en Argentina, Marc Stanley, una reunión de alto nivel en el Ministerio de Relaciones Exteriores. En el encuentro se discutieron estrategias contra las drogas sintéticas y los precursores químicos, con la participación de los ministros de Justicia, Seguridad y Salud de Argentina, el procurador general de la Nación y la representante regional de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés) para la Región Andina y el Cono Sur. También fue protagonista Diana Mondino, quien días después renunció como canciller argentina.
Tras el evento, la agencia EFE informó que Argentina instalará un centro de inteligencia contra las drogas sintéticas en Sudamérica, lo que fue calificado en rueda de prensa por Robinson como un “nodo clave” para la región. De acuerdo a EFE, se trata de una iniciativa del gobierno de Javier Milei que recibirá apoyo y fondos de Estados Unidos, aunque no está confirmado dónde, cómo ni desde cuándo funcionará.
Horas después, Robinson visitó Uruguay “para fortalecer esfuerzos conjuntos en la lucha contra las drogas”, según informó oficialmente la Embajada de Estados Unidos en Montevideo. Se reunió con el vicecanciller, Nicolás Albertoni, con el subsecretario del Ministerio del Interior, Pablo Abdala, y con el director de la Junta Nacional de Drogas, Daniel Radío. Fuentes oficiales señalaron a Búsqueda que en ninguno de los encuentros se mencionó el futuro centro de inteligencia en Buenos Aires. El tema tampoco se discutió previamente con otros jerarcas estadounidenses ni con representantes de la administración de Milei.
In-Pablo Abdala-Primer Plano-Vignali-adhoc.jpg
Pablo Abdala, una de las autoridades uruguayas que se reunió con el secretario de Estado adjunto para Asuntos Antinarcóticos de Estados Unidos
Pablo Vignali/adhocFOTOS
En conversación con el canal de comunicación del Ministerio del Interior, Pablo Abdala dijo que su reunión del 19 de octubre con Robinson se enfocó en el combate al crimen organizado. “Se concretó, además, la donación de dos servidores que contribuirán con los controles de ingreso de personas y mercancía al país”, afirmó. “Avanzamos en algo que es esencial en la cooperación y coordinación de esfuerzos en aspectos asociados a la capacitación técnica e intercambio de tecnología”, agregó.
El jerarca norteamericano había estado antes en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde fue recibido el 17 de octubre por Nicolás Albertoni. “Productiva reunión de trabajo en la que resaltamos los esfuerzos conjuntos que se vienen haciendo en la lucha contra las drogas sintéticas ilícitas”, comentó Albertoni en su cuenta de X.
Durante su estadía en el país, Robinson fue entrevistado por AFP y describió como “una idea brillante” la propuesta argentina de un centro de inteligencia regional. Además, advirtió de la inevitable llegada a Sudamérica de sustancias como el fentanilo: “Donde hay consumo de drogas, tarde o temprano habrá consumo de drogas sintéticas. Estas drogas son más pequeñas, son más potentes que nunca. No se requiere grandes cantidades de tierra para cultivarlas. No tienen un tiempo de cosecha. Se pueden producir suficientes en una habitación como para acabar con comunidades enteras. Y eso es lo que está sucediendo”.
Fentanilo, la mortal lacra
El fentanilo es una droga opiácea sintética utilizada con fines médicos como un potente anestésico o analgésico, cuyo uso ilegal en Uruguay está poco extendido. En Estados Unidos, sin embargo, generó una enorme crisis sanitaria. En 2023 fue responsable del 70% de las muertes por sobredosis —aproximadamente 75.000 personas— y es la principal causa de fallecimiento entre las personas de 18 a 44 años. En un comunicado de prensa emitido en noviembre del año pasado, la Casa Blanca calificó a la droga como una “mortal lacra” que necesita desde el Estado “medidas históricas” para ser contrarrestada.
En febrero de 2020, un informe de la Junta Nacional de Drogas estimó que en Uruguay 230.000 personas de entre 15 y 65 años consumieron alguna vez en su vida opioides, un término genérico que se aplica a opiáceos naturales como el opio y la morfina, sintéticos como el fentanilo y el tramadol, semisintéticos como la heroína y nuevas sustancias psicoactivas (NSP) que tienen efectos opioides como el acetilfentanilo.
La gran mayoría, de todas formas, lo hizo en forma de medicamentos, bajo prescripción profesional; apenas el 0,9% —aproximadamente 16.000 personas— consumió de manera ilegal. “Estos datos permiten sostener entonces que el uso de opioides en el país, tanto el de heroína, opio o fentanilo, como aquel que refiere al uso indebido de medicamentos opioides, es marginal en la población de Uruguay. Este escenario se sostiene en el tiempo y la nueva evidencia no manifiesta ningún evento disruptivo que muestre la emergencia de un problema”, concluye el informe.
En mayo, el Ministerio de Salud Pública publicó los datos de consumo reportados el año pasado para uso médico de codeína, fentanilo, meperidina, metadona y morfina. Entre otras cosas señala que la División de Sustancias Controladas del ministerio no tuvo en 2023 registro de denuncias causadas por faltante, robo o similar de fentanilo ni tampoco registro de denuncias por uso indebido de fentanilo.
In-Hospítal Maciel-Antúnez-adhoc.jpg
La Fiscalía investiga el robo de ampollas de fentanilo en el Hospital Maciel
Ricardo Antúnez/adhocFOTOS
Aunque la situación parece estar bajo control, ya despertó algunas alarmas en el sistema político uruguayo y también impulsó exposiciones a nivel internacional del Poder Ejecutivo. En la Policía Nacional manejan indicios de su consumo ilícito, pero para fines personales y no aún para su comercialización. El 1 de noviembre, las autoridades del Hospital Maciel denunciaron el faltante de 12 ampollas de fentanilo del block quirúrgico. El director del hospital, Gerardo Eguren, dijo a la diaria que el robo se descubrió en los controles de rutina diarios. La denuncia determinó la apertura de una investigación administrativa tanto del Maciel como de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), mientras que en la Justicia el caso derivó en la Fiscalía penal de Montevideo de Estupefacientes de 3er turno, a cargo de Rodrigo Morosoli.
En enero, la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas de la Policía Nacional había incautado 33.000 gramos de cocaína y tres envoltorios pequeños, tipo muestras, con un peso de unos 55 gramos. Entre las sustancias los policías creyeron detectar una similar al fentanilo, aunque luego el Sistema de Alerta Temprana del Observatorio Uruguayo de Drogas informó que no era fentanilo ni ninguno de sus análogos. El Observatorio de Drogas, encargado de realizar la vigilancia de prevalencias y prácticas del consumo de drogas en el país, no cuenta todavía con datos significativos de que el fentanilo se use sin fines médicos, aunque admitió que pueden existir casos marginales.
El interés de Estados Unidos sobre Uruguay
Robinson tiene 60 años, es diplomático de carrera y cuenta con una amplia trayectoria en Latinoamérica que incluye trabajos en Bolivia, Colombia, El Salvador, Guatemala y Venezuela. Desde 2021 está al frente de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL, por sus siglas en inglés), creada en 1978 para reducir el tráfico de drogas hacia los Estados Unidos desde Latinoamérica. La misión de este organismo se amplió más allá de la lucha contra la importación de drogas a Estados Unidos, y hoy se enfoca también en la corrupción y el crimen transnacional de varias partes del mundo.
Durante su viaje por el Río de la Plata, Robinson hizo hincapié en la Coalición Global para Abordar las Amenazas de las Drogas Sintéticas, un programa lanzado en julio del año pasado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken. Integrado por alrededor de 150 países, busca prevenir la fabricación y el tráfico ilícito de drogas sintéticas, identificar amenazas emergentes y patrones de consumo de drogas, y promover intervenciones para prevenir sobredosis y otros problemas relacionados con la salud.
“A nivel mundial, las amenazas de las drogas sintéticas están aumentando. Los traficantes están ampliando las rutas de envío, los fabricantes se están volviendo más creativos a la hora de encontrar ingredientes y equipos para fabricar drogas sintéticas, los grupos criminales están aprovechando los puntos débiles en la recopilación de datos y, en todo el mundo, la salud pública se ve afectada debido al uso de drogas sintéticas”, dice la carta de introducción al programa.
Uruguay es miembro de la coalición, lo que supone uno de los primeros pasos para involucrarse en la epidemia del fentanilo, junto con charlas y capacitaciones dirigidas a la Fiscalía General de la Nación, los ministerios del Interior y de Salud Pública, la Junta Nacional de Drogas, el Instituto Técnico Forense y la Intendencia de Montevideo. Sin que aún se hayan implementado políticas concretas, nuevas normativas ni operaciones policiales, por ahora las acciones del gobierno son protocolares, parte de un proceso incipiente estimulado por la Embajada de Estados Unidos a través de agencias como la Administración de Control de Drogas (DEA).