—Usted es un hombre de deporte, pero específicamente un hombre del fútbol. ¿Cómo le resultó la gestión en la Secretaría Nacional del Deporte?
—Fue una experiencia totalmente nueva. Yo venía de una disciplina como el fútbol, que es totalmente distinta a las otras 63 disciplinas que tiene bajo su coordinación la Secretaría Nacional del Deporte. Y además aquí el trabajo es una mezcla del área comunitaria con el área federada, donde está la posibilidad de ver niños en etapa escolar practicando otros deportes, fuera del fútbol, para poder federarlos y que luego compitan.
—Uruguay es básicamente productor de futbolistas. Son excepcionales los deportistas uruguayos de otras disciplinas que llegan a la élite mundial. ¿Es principalmente por falta de apoyo económico?
—En parte. El gran cambio dentro de los objetivos que nos planteamos en esta gestión fue la ayuda a los deportistas federados: hay una beca de $ 30 millones que se les da a los chicos federados y a sus técnicos, donde cada seis meses la Secretaría Nacional del Deporte se sienta con el Comité Olímpico Uruguayo para evaluar qué talentos hay y analizar darles una beca, no para que vivan, sino al menos para que solventen gastos. También se empezó a pagar un premio por medalla obtenida en los Juegos Suramericanos, en los Juegos Panamericanos y en los Juegos Olímpicos, donde no hubo medallas pero sí un premio previsto. Además, se mejoró infraestructura esencial, como la gran obra de poner iluminación y cambiar el piso de la pista de atletismo del parque Batlle, y la construcción de una piscina olímpica en Maldonado, porque la única que tenemos hoy de 50 metros está justamente en el Campus de Maldonado y hacía falta ahí otra piscina de calentamiento de 50 metros, que está próxima a inaugurarse.
—¿Por qué dice que lo económico no es la única limitante para la generación de deportistas?
—También tenemos un problema físico, por ejemplo. Rubén Magnano, el entrenador de básquetbol argentino que dirigió recientemente a la selección uruguaya, me dijo una vez que el uruguayo en general es muy petiso, y para ganar en el básquetbol eso era una barrera. ”¡Necesitan traer gente de Lituania para jugar!”, me dijo en broma. Pero es una verdad, y lo físico corre para todos los deportes. Yo en remo veía competir en los Juegos Olímpicos a Bruno Cetraro contra el alemán Oliver Zeidler, el campeón olímpico, que mide más de dos metros. Entonces, más allá de las becas, del dinero, del equipamiento, hay una diferencia física abismal.
—Pese a los avances que mencionó, la posibilidad de ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos parece ser cada vez más lejana para Uruguay. Algunos proponen centrar los esfuerzos económicos del gobierno no en todas las disciplinas, sino en pocas que ya tengan tradición, talentos y éxitos, como el remo. ¿Coincide?
—Entiendo la postura y en parte la comparto. Creo que a nivel olímpico hay disciplinas en las que vamos a tener mucho más posibilidades de ganar medallas que en otras, y cuando tenés una sábana corta no podés pensar en apoyar todo. Pero esto lo digo pensando solo en los Juegos Olímpicos, que es la recta final de la preparación del deportista. Nosotros antes de los Juegos Olímpicos de 2020 y 2024 analizamos quién tenía posibilidad de medalla y sabíamos que en natación o atletismo era imposible. Y en remo y canotaje se hicieron esfuerzos económicos muy grandes y había una leve esperanza. Entonces, está claro que en remo y canotaje tenemos una posibilidad mayor de llegar a una medalla, o que en rugby también se ha avanzado mucho y puede haber posibilidades a futuro. Pero no por eso podés dejar de apoyar otros deportes, porque puede haber talentos en otras disciplinas y porque también es importante obtener medallas en otras competiciones, como los Juegos Suramericanos y los Juegos Panamericanos.
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Bauzá confía en que Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, realice gestiones en la FIFA para que el sorteo del Mundial 2030 se haga en Punta del Este
Daniel Rodríguez/adhocFOTOS
—¿La organización de un partido para el Mundial 2030, y no de todo el torneo, fue un alivio económico para Uruguay?
—Yo en la candidatura del Mundial 2030 estoy desde hace tiempo, desde mis épocas en la Asociación Uruguaya de Fútbol. Y cada vez que me metía más en el tema, y veía las exigencias de organizar un Mundial, me iba sacando de la cabeza ser sede, aún de forma compartida con Argentina, Paraguay y Chile. Una delegación de FIFA que recibimos en Montevideo en este período de gobierno nos habló de la necesidad de bajar el terreno del Estadio Centenario para aumentar la capacidad a 85.000 personas. Y yo me preguntaba: “¿Cómo lo vamos a hacer?”. Era una inversión muy grande. Hoy es distinto porque es un solo partido y no se necesita esa capacidad de 85.000 personas, entre otras cosas.
—¿Era viable organizar todo el torneo?
—Es muy complicado. Incluso hay posibilidades de organizar la Copa América 2028, pero no sé si Uruguay puede hacerlo solo. De cara al futuro, va a ser difícil que en este tipo de competiciones, del más alto nivel, Uruguay organice algo solo. Incluso en la Secretaría Nacional del Deporte fue difícil organizar eventos internacionales de karate, de básquetbol, porque cada vez las exigencias son mayores para cualquier evento, para cualquier disciplina. Y en el fútbol específicamente creo que la FIFA se fue de mambo: con las exigencias que tiene hoy para los organizadores de un Mundial y con incluir 48 selecciones participantes en el torneo. Fijate que España se tuvo que juntar con Portugal y Marruecos para el Mundial 2030 y Estados Unidos con Canadá y México para el Mundial 2026. Entonces la pregunta es: ¿cuántos países estarán realmente capacitados en el futuro para organizar solos un Mundial?
—¿Hay chances de que en Punta del Este se lleve adelante el sorteo del Mundial 2030?
—Es la gran frutilla de la torta ese sorteo de diciembre de 2029. Fue pedido por el presidente Luis Lacalle Pou a Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, adelante de mí. Creo que hacer ese sorteo en Punta del Este es fundamental: imaginate el comienzo de la temporada turística y que vengan 48 delegaciones internacionales con dirigentes, entrenadores, futbolistas y exfutbolistas. Que vengan medios de comunicación globales y esté todo el mundo siguiendo la transmisión para ver contra quién juega su selección. Todo ese evento tendría un poder brutal para el país y creo que la FIFA debería organizar el sorteo acá, en reconocimiento al Mundial 1930.
—¿Tiene algún indicio al respecto?
—No. Es una decisión política que la FIFA tomará este año. Pero sabíamos que la FIFA no nos iba a dar la espalda para organizar parte del Mundial 2030 y sabemos que la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) insistió mucho para que Uruguay, Argentina y Paraguay sean sede. Y sabemos que para la Conmebol y para su presidente, Alejandro Domínguez, también es muy importante que el sorteo venga a Sudamérica.
—Para el Mundial 2030, el gran desafío es la reforma del Estadio Centenario. ¿El gobierno se hizo a un lado y dejó el tema en manos de la AUF y la Intendencia de Montevideo?
—La reforma depende ahora de la AUF y de la intendencia, que gestionan el Estadio Centenario. Nosotros abrimos las puertas con varios bancos interesados, algunos con préstamos no reembolsables y otros con préstamos muy importantes. Ahora cambia el ministro de Economía y habrá que ver qué piensa el próximo gobierno de esos préstamos. Tengo entendido, además, que la AUF ya conversó con grupos inversores interesados. Está claro que el parque Batlle va a cambiar: la Secretaría Nacional del Deporte recuperó la pista de atletismo y sería bueno que la Intendencia de Montevideo reforme el Velódromo Municipal; también nos reunimos con el Hospital de Clínicas para construir un estacionamiento que sirva para el Clínicas y para el Centenario; y está la posibilidad de construir un centro médico deportivo con el Clínicas y de que el Comité Olímpico Uruguayo se mude al Centenario.
—Viendo los incidentes que sucedieron en la Copa América del año pasado en Estados Unidos, ¿le preocupa la seguridad del Mundial 2030?
—Hay un problema actual y es que muchas veces los hinchas violentos que no pueden entrar a los partidos de sus equipos en Uruguay, por estar en la lista negra, sí pueden viajar e ir a ver partidos de Copa Libertadores de sus equipos en el exterior. Es que, aunque existe intercambio de información entre el Ministerio del Interior y la AUF con los otros países de la región, en países como Argentina o Brasil, que son tan grandes y con distintas jurisdicciones y autoridades, a veces la decisión final depende del gobernador de turno, y el intercambio de información y la coordinación entre las agencias de seguridad no siempre llega. En el Mundial lo que va a haber es una lista negra sudamericana para no sufrir este problema, para que los violentos que estén impedidos de entrar en un país no ingresen automáticamente a ningún espectáculo deportivo en ningún otro país. Es un gran desarrollo, una aplicación para que los violentos no puedan ingresar. Eso es fundamental y se habló de hacerlo para el Mundial porque ahí ya vas a tener violentos de todos lados, de varios países.
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Fachada de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Miguel Rojo / AFP
—A lo largo de este gobierno hubo constantes reuniones entre la AUF y el gobierno por la violencia en el fútbol. Aunque sin muertes, los problemas en los partidos aún suceden y los clásicos deben jugarse sin público visitante. ¿Cómo evalúa la situación?
—A nivel de selección se mejoró bastante porque el público es distinto, es una verdad que el público de la selección suele ser más tranquilo y familiar, pero sin duda hay que tomar medidas a nivel de los clubes. Nosotros tuvimos muchas reuniones con el Ministerio del Interior y con la AUF sobre ciertas cosas que ahora vemos, por ejemplo, en los últimos clásicos: bengalas que se entran a la cancha y que son prácticamente armas, o banderas largas y grandes que están prohibidas y donde se pueden esconder hasta personas. La idea original era que el club cuyos hinchas ingresen este tipo de elementos iba a recibir sanciones graves, pero eso no sucedió y las bengalas y las banderas siguen estando. Sin ser especialista en seguridad, digo: ¿cómo hacen los barras para entrar eso? Claramente hay gente que es cómplice y eso no puede pasar. Las bengalas pueden matar a alguien, ¡es un tema de puntería! A veces hay que sentarse a pensar y ser más duro con ciertas medidas. Esas cosas va a haber que replantearlas y pensar en experiencias nuevas.
—¿Como cuáles?
—En el primer clásico del verano, por el torneo amistoso, se planteó buscar una experiencia con gente neutral en el pulmón de la Tribuna Olímpica: gente que no fuera de Nacional o Peñarol, pero quisiera ver el partido y permitiera que la Olímpica se viera completa. En el mismo torneo amistoso de verano, Danubio y Huracán de Argentina jugaron sin alambrado en el Estadio Charrúa y y no pasó nada, y eso que Huracán no es una hinchada fácil. Entonces lo que digo es que debemos pensar en estas experiencias nuevas que mantengan a la gente en el fútbol. Lo que hay que hacer básicamente es sacar a los violentos: con penas, con cámaras de videovigilancia, con controles rigurosos de la lista negra, pero los dirigentes de los clubes tienen que estar convencidos de que esas son las soluciones.
—Durante su gestión, la Secretaría Nacional del Deporte abogó por mayores controles a las sociedades anónimas deportivas (SAD), un modelo impulsado desde la AUF para profesionalizar al fútbol uruguayo. ¿Qué piensa de las SAD?
—En Uruguay en los últimos años comenzó a haber más SAD, que vienen a hacer plata y es entendible, porque vienen a invertir. Nosotros decidimos entonces llevar adelante varias iniciativas para el control financiero de las SAD, porque antes tenían mayores controles las asociaciones civiles que las SAD. También se planteó desde la Secretaría Nacional del Deporte cambiar la ayuda material: hay muchas asociaciones civiles que no tienen para camisetas ni pelotas y necesitan la ayuda material del gobierno, y hay SAD que no la necesitan, entonces se planteó la idea de que el apoyo material de la secretaría variara según los clubes. Más allá de las medidas, creo que en el fondo el problema del fútbol uruguayo es que hay demasiados clubes profesionales, entonces está claro que económicamente no les da a todos y la transformación en SAD les sirve.
—¿Aceptaría que Bella Vista, el club que usted presidió y del cual es socio e hincha, sea una sociedad anónima deportiva?
—¡Yo lo vivo en carne propia! Soy de Bella Vista y el tema se discute en el club. Seguimos en la C, en la tercera división, con varios problemas. El club existe gracias al trabajo estoico de dirigentes y al apoyo económico de varios socios, pero no podemos dar el salto, no podemos subir a la B, a la segunda división. Entonces si viene una SAD transparente, claro que puede servir, como el ejemplo de Montevideo City Torque y otras SAD que trabajan muy bien, mejoran la infraestructura de los clubes e invierten en sus divisiones formativas. Pero hay un máximo, un límite. En Chile ya son demasiadas las SAD y tengo entendido que se transformó en un exceso.
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Sebastián Bauzá junto a Luis Lacalle Pou e Ignacio Alonso, en el Estadio Centenario
Presidencia de la República
—Al contrario que gobiernos anteriores, en el actual período el presidente Lacalle Pou decidió que el Poder Ejecutivo no intervenga en los conflictos del fútbol uruguayo, especialmente en los de la AUF con Tenfield. ¿Hubo mucho lobby desde ambas partes para que el gobierno interviniera?
—En el fútbol presiones existen siempre. Yo, por mi pasado en la AUF, recibí tanto a autoridades de la AUF como a dirigentes de clubes que están en desacuerdo con decisiones del presidente Nacho Alonso. Pero nosotros tratamos de mantenernos al margen por una razón muy simple: está bueno que los negocios entre privados se manejen entre privados. El presidente Lacalle Pou jamás se metió, pese a que todo el mundo sabe que tiene una excelente relación con Alonso y a que también tuvo encuentros de carácter partidario con dirigentes del otro bando, que son militantes del Partido Nacional. Lo que sí hizo la Secretaría Nacional del Deporte fue responder jurídicamente al pedido de un grupo de clubes de crear, según establece el estatuto de la AUF, una Liga Uruguaya de Fútbol Profesional. Pero más allá de la decisión de la Secretaría y del Ministerio de Educación y Cultura, en última instancia esa Liga Uruguaya de Fútbol Profesional tiene que estar avalada por la AUF, lo cual aún no ocurrió.
—¿Qué piensa de la creación de la Liga Uruguaya de Fútbol Profesional?
—Creo que es una decisión que corresponde discutir y validar a la AUF, pero la creación de una liga es fundamental y está bien porque potencia al fútbol uruguayo, le da más transparencia, más valor para vender los derechos de televisión y comerciales, para que su transmisión interese a más países y paguen más las empresas que quieran transmitirlo y patrocinarlo.
—¿Y qué piensa del nuevo contrato de televisión que se firmará luego del 31 de diciembre? ¿Debe continuar Tenfield como propietaria de los derechos?
—La venta de los derechos tiene que ser una licitación, abierta y al mejor postor. Hay que empezar de cero con un acuerdo a nuevo, sea con quien sea, porque las condiciones del mercado y las condiciones de las tecnologías audiovisuales y de transmisión cambiaron mucho desde 1998, cuando se firmó el primer acuerdo con Tenfield. Ojalá que ingrese más dinero y de forma transparente.
—¿Volvería a ser presidente de la AUF? Algunos dirigentes lo ven como posible sucesor de Alonso en 2027.
—Siempre estoy muy cerca del fútbol, de Bella Vista, de ir a ver a la selección al Centenario. Me gusta mucho el fútbol, pero también sufrí mucho con el fútbol como presidente de la AUF. Lo entiendo a Nacho Alonso cuando lo llamo y no tiene tiempo de atender el teléfono: ¡es un disparate estar al frente de la AUF! Creo que en el fútbol uruguayo tienen que cambiar el chip: no puede ser que tiemble toda la AUF por decisiones arbitrales, que haya tantas fracturas. Los dirigentes tienen que parar porque si quieren vender un buen producto, no puede estar la imagen de que están todos peleados. ¡Y hoy están todos peleados! Además, la última reforma, con la aprobación del nuevo estatuto en 2018, creo que le hizo un daño muy grande a la AUF. Ningún país en el mundo tiene el estatuto que tiene la AUF. Es muy difícil gobernar para el presidente de la asociación, tiene que negociar tanto que le es muy difícil gobernar. Está bien que gracias al nuevo estatuto haya en la AUF representación para los futbolistas y para otros actores que antes no estaban representados, pero son demasiados los actores con derecho a voto. Los derechos de televisión que vencen este año, por ejemplo, creo que deben decidirse solo con el voto de los clubes profesionales, no con el voto de otros como la Organización del Fútbol del Interior (OFI). Entonces, agarrar la AUF en estas condiciones es muy difícil para cualquiera, no solo para Bauzá. ¡Hay que ser medio masoquista!