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Droga de Bolivia, fuga fallida a Brasil y arresto en Argentina: extraditan a miembro del clan Fernández Albín
Un uruguayo fue capturado en Aeroparque y condenado a dos años de prisión; el grupo narco para el que opera trae cocaína de Bolivia con destino final a Europa
El delincuente uruguayo fue capturado en Aeroparque, Buenos Aires, cuando intentaba escapar de Argentina a Brasil.
En la oficina de la Dirección Nacional de Migraciones del aeropuerto de Aeroparque se activó la alerta cuando un uruguayo de 37 años intentó abordar un vuelo desde Buenos Aires rumbo a Florianópolis, Brasil. En las pantallas apareció una notificación roja de Interpol que advirtió a las autoridades de Argentina que se trataba de un prófugo requerido por la Justicia de Uruguay.
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Tras arrestarlo, la Dirección Nacional de Migraciones comprobó que el requerido integra una organización de narcotráfico con base en Uruguay pero con escala regional: opera con origen en Bolivia mediante el envío de aeronaves con cocaína hacia pistas clandestinas ubicadas sobre todo en el departamento de Artigas. La información fue luego divulgada públicamente por la propia Policía Federal Argentina.
En Uruguay, las autoridades lo tenían en la mira a partir de un operativo realizado este año en Artigas, donde se incautó un camión mientras trasladaba droga con destino a Montevideo. En el vehículo se hallaron sus huellas digitales y, tras una serie de detenciones, en el análisis de los teléfonos celulares de los arrestados se obtuvieron imágenes suyas en las que portaba un fusil de alto calibre en una pista clandestina.
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Artigas es uno de los departamentos con más pistas clandestinas en Uruguay.
Javier Calvelo/adhocFOTOS
A partir de esas y otras evidencias, el Juzgado Especializado en Crimen Organizado de 2º turno solicitó su captura internacional a Interpol. Una vez arrestado en Aeroparque mientras intentaba huir a Brasil, fue extraditado y condenado en Uruguay a dos años y cuatro meses de prisión. Ahora, el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) debe decidir a qué unidad lo deriva.
Integrante de un grupo dominante en el narcotráfico local
Fuentes de la investigación señalaron a Búsqueda que el detenido trabaja con Luis Fernando Fernández Albín, reconocido por la Policía Nacional como uno de los principales narcotraficantes del país. Se trata del líder de una organización que, además de proveer a bandas locales para la venta de marihuana, pasta base y cocaína a consumidores uruguayos, también participa del negocio internacional de comercialización de cocaína a Europa.
Ese esquema, que lo llegó a vincular con Sebastián Marset, incluye la importación de cocaína desde Bolivia a Uruguay mediante avionetas. Semanas atrás, un informe de la Fuerza Aérea Uruguaya advirtió en el ámbito del Mercosur sobre esta modalidad, que trabaja mediante dos rutas principales: la primera, con aeronaves que despegan de Bolivia hacia distintos puntos de Paraguay y desde allí ingresan a Uruguay; y la segunda, con vuelos que parten de Bolivia hacia Argentina y atraviesan provincias como Formosa, Chaco, Santa Fe y Corrientes antes de llegar al país.
Una vez en Uruguay, la droga se envía por vía marítima a Europa mediante dos modalidades principales. La primera consiste en ocultarla dentro de cargamentos que parten del Puerto de Montevideo, con escalas en Argentina, Brasil y África. La segunda, conocida como “contaminación” en alta mar, implica cargar la mercancía directamente a los buques con la complicidad de parte de su tripulación.
Una de las operaciones en las que la Policía considera que Fernández Albín estuvo implicado ocurrió en setiembre del año pasado. Con apoyo de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, la Dirección General de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas de la Policía Nacional encontró entonces alrededor de una tonelada de droga valuada en más de 30 millones de euros en el mercado europeo. Denominada Operación Faro, ejecutó cinco allanamientos en Montevideo, Canelones y San José para incautar 42 bultos de cocaína listos para ser transportados a alta mar en una embarcación pesquera.
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Luis Fernández Albín está recluido en el Penal de Libertad.
Javier Calvelo/adhocFOTOS
Pocos meses después, el nombre de Fernández Albín cobró notoriedad pública tras un atentado contra la fachada de las oficinas administrativas del INR en el Centro de Montevideo. En ese momento se encontraba recluido en el Penal de Libertad y, debido a que aún manejaba su negocio desde la cárcel, el Ministerio del Interior dispuso su traslado a la Unidad N° 25, también en el Penal de Libertad, pero con funcionamiento autónomo. Se trata del único centro de máxima seguridad del sistema penitenciario uruguayo, reservado a internos considerados de alta peligrosidad.
La Justicia le extendió la pena tras condenarlo por instigar el ataque contra la sede del INR y en febrero —tres meses antes de recuperar la libertad— se le concedió arresto domiciliario para cumplir el resto de la pena. Sin embargo, a fines de marzo volvió a prisión: en un allanamiento a una vivienda que alquilaba en un barrio privado de Canelones, la Policía lo encontró con un arma con la numeración limada. Fue condenado a siete meses de cárcel como coautor de un delito de atentado agravado en reiteración real, en concurso con porte y tenencia de arma de fuego con signos de identificación suprimidos.
El procedimiento se dispuso a partir de indicios que lo vinculaban con un enfrentamiento entre bandas de microtráfico y narcomenudeo en el barrio Cerro que había derivado en una serie de homicidios y ataques a balazos en distintos puntos de la capital. La investigación impulsó la realización de operativos simultáneos en Canelones y Montevideo, en los que participaron unos 150 efectivos policiales distribuidos en 24 equipos de las direcciones de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, Guardia Republicana, Policía Científica y Lucha contra el Crimen Organizado e Interpol, junto con el Centro de Comando Unificado.