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El Ministerio del Interior evalúa volver a ingresar a Fernández Albín en la cárcel de máxima seguridad
El narcotraficante, atrapado días atrás en Argentina, amenazó a Nicolás Martinelli el año pasado y ordenó un atentado contra el Instituto Nacional de Rehabilitación por estar disconforme con su reclusión en la Unidad N° 25
El lugar de reclusión de Fernández Albín causó problemas a las últimas dos gestiones del Ministerio del Interior.
El Ministerio del Interior analiza por estas horas en qué dependencia del sistema penitenciario recluir a Luis Fernando Fernández Albín, uno de los narcotraficantes uruguayos más importantes, que fue detenido la semana pasada en Argentina y es acusado de delitos relacionados al tráfico de estupefacientes y el lavado de activos.
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Fuentes policiales dijeron a Búsqueda que una de las principales posibilidades es que sea derivado a la Unidad N° 25, la única dependencia de máxima seguridad que existe en Uruguay, ubicada en un predio independiente dentro de la Unidad N° 4 de Santiago Vázquez, conocida como la antigua Comcar.
La decisión dependerá del análisis técnico del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), mientras la jerarquía del Ministerio del Interior aguarda a que se complete la extradición de Fernández Albín desde Buenos Aires, prevista para dentro de aproximadamente dos semanas.
Desde 2024 Fernández Albín y la organización que lidera se han convertido en uno de los principales objetivos de la Policía Nacional debido a la heterogeneidad de las operaciones del grupo: además de ser distribuidores de droga a gran escala a nivel nacional, participan en la cadena de exportación internacional de cocaína desde Montevideo hasta Europa, donde se presume que trabajan con Sebastián Marset. Además, están involucrados en conflictos armados contra bandas locales por el predominio de territorios para venta de droga.
“Estaba siendo investigado por liderar una organización criminal involucrada con el narcotráfico y lavado de activos”, informó el Ministerio del Interior el jueves 20 sobre el arresto de Fernández Albín en una casa del barrio de Flores, en la ciudad de Buenos Aires. El procedimiento, informado en primera instancia por el periodista Eduardo Preve, fue realizado de manera conjunta entre el Ministerio del Interior, la Fiscalía Especializada Antidrogas de 1er turno y unidades argentinas como la División de Operaciones Federales de la Superintendencia de Investigaciones contra el Narcotráfico de la Policía Federal y la Procuraduría de Narcocriminalidad.
Información-Luis Fernando Fernández Albín-Traslado-Ministerio del Interior
Luis Fernando Fernández Albín, durante su arresto en Buenos Aires.
Ministerio de Seguridad Nacional de Argentina.
El Ministerio de Seguridad Nacional de Argentina también emitió un comunicado para anunciar la detención, con un tono más pintoresco, habitual de esa dependencia: “Atrapamos a Luis Fernando Fernández Albín, líder narco uruguayo con pedido de captura internacional, vinculado al capo narco Sebastián Marset. Es investigado por su participación en el atentado contra la fiscal antidrogas uruguaya Mónica Ferrero. ¡Marche preso! Argentina no es refugio narco”.
El antecedente de la Policía
El arresto de Fernández Albín comenzó a gestarse en agosto tras una operación policial, a cargo de la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas, denominada Nueva Era. El procedimiento terminó con cinco personas formalizadas con prisión preventiva, e incluyó allanamientos en Montevideo y Canelones que permitieron la incautación de dos toneladas de droga acopiadas para un futuro cargamento fluvial que saldría de Uruguay con destino a Europa.
La Operación Nueva Era Fase II, su segunda etapa, concluyó con el arresto del narco en Buenos Aires y de otras tres personas en Uruguay, entre ellas su esposa. “Seguimos en la senda de pegarles a las organizaciones de crimen organizado en los bienes, de pegarles en el dinero. Nosotros no estamos dando señales, estamos dando acciones, estamos ejerciendo la autoridad, estamos ejerciendo la función de la Policía, estamos pegándoles a los criminales y a las organizaciones criminales”, valoró el ministro del Interior, Carlos Negro, el jueves 20 en conferencia de prensa, durante el Día del Policía Caído en Cumplimiento del Deber.
Información-Incautación-Cocaína-Nueva Era-Ministerio del Interior
La cocaína decomisada por la Policía Nacional durante la Operación Nueva Era.
Ministerio del Interior.
La detención de Fernández Albín fue también celebrada por su antecesor, Nicolás Martinelli. “Nos alegra que la gestión actual del Ministerio del Interior pueda cerrar operaciones que comenzaron en el período anterior. Ese es el rumbo que el país necesita: políticas de Estado que garanticen continuidad en el combate al crimen organizado”, escribió en su cuenta de la red social X.
En diciembre del año pasado, cuando aún era ministro del Interior, Martinelli recibió una amenaza de muerte que, de acuerdo a la principal hipótesis de la investigación policial, partió de Fernández Albín. Unos días antes, en noviembre de 2024, el delincuente había sido trasladado del Penal de Libertad a la Unidad N° 25. Debido a ese cambio, Fernández Albín ordenó un atentado contra la fachada de las oficinas administrativas del INR en el Centro de Montevideo que dejó un mensaje intimidatorio al entonces director del organismo, Luis Mendoza.
Tras ser encontrado culpable del ataque al INR, la Justicia le extendió la pena. En febrero de este año —tres meses antes de recuperar la libertad— se le concedió arresto domiciliario, pero a fines de marzo volvió a prisión luego de que la Policía lo encontrara con un arma con la numeración borrada. Fue condenado como coautor de un delito de atentado agravado en reiteración real, en concurso con porte y tenencia de arma de fuego con signos de identificación suprimidos. Durante ese último lapso en prisión, sin embargo, Fernández Albín no estuvo en la Unidad N° 25, sino en el Penal de Libertad. Una vez libre, se radicó desde junio en Argentina.
El INR estudia ahora la posibilidad de que, una vez extraditado a Uruguay, sea apresado en la Unidad N° 25. Se trata de una cárcel limitada a 48 personas consideradas de máxima peligrosidad. La fuerte presencia policial y los controles continuos impiden a los internos mantener contactos con el exterior, como ocurre en otras unidades, lo cual ha provocado, en algunos casos, amenazas a las autoridades y, en otros, reclamos judiciales.
En su último informe sobre el sistema carcelario, el anterior comisionado parlamentario penitenciario, Juan Miguel Petit, aseguró que el régimen de la prisión “bordea la línea amarilla del aislamiento en solitario”.
“Los internos están dentro de sus celdas 22 horas por día. Salen al patio de manera individual en régimen de entre una y dos horas diarias. Se encuentran incomunicados entre ellos, lo que es comprensible por el tipo de delitos que han cometido y la necesidad de evitar la conexión con otros internos dentro del sistema que podrían generar violencia, pero eso no justifica que se descarte la atención penitenciaria general que debe existir: educación, patio, deporte, salud, salud mental y contacto familiar”, plantea el documento.
A mediados de este mes, la sede del INR fue otra vez blanco de un atentado. El sospechoso es un integrante del grupo de Fernández Albín que está cumpliendo su condena en la Unidad N° 25.