En Perú, una nación andina a miles de kilómetros de Chicago, la tierra natal del nuevo papa, la gente salió a las calles para celebrar la elección del exmisionero, a quien consideran uno de los suyos. La euforia se extendió de Chiclayo al Callao, dos territorios en donde el ahora León XIV volcó sus afectos evangelizadores y sus gustos gastronómicos