El partido de vuelta por los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile terminó en una violenta batalla campal que dejó al menos diez heridos y un centenar de detenidos, en su mayoría chilenos. La Conmebol suspendió el encuentro por falta de garantías de seguridad, en una jornada que volvió a exponer las profundas raíces de la violencia en el fútbol sudamericano