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Abitab, la penúltima posibilidad para que la Armada tenga los buques de Cardama
Abitab analiza otorgar al astillero español un préstamo de US$ 4 millones para que cumpla con la garantía que exige Uruguay previo a construir los barcos
El gobierno aguarda la respuesta de Cardama a Abitab para saber si tendrá buques nuevos
Abitab, la empresa uruguaya de servicios financieros y gestión de pagos y cobranzas, es la protagonista que puede destrabar la compra de dos buques militares por parte de Uruguay al astillero español Cardama. Denominados patrullas oceánicas (OPV, por sus siglas en inglés), los barcos son considerados fundamentales por la Armada Nacional.
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El contrato para la adquisición de los buques, de 82 millones de euros, establece que el plazo de entrega sea de 18 meses para el primer barco y, desde ese momento, 12 meses más para el segundo. Pero antes de recibir el dinero del gobierno para iniciar la fabricación de ambas OPV, Cardama está obligado a elevar una garantía de reembolso por el 100% del pago del primer anticipo de los dos buques que haga Uruguay y otra garantía de fiel cumplimiento por el importe del 5% del total del contrato.
La primera de las garantías —por un valor de 8 millones de euros— fue rubricada recientemente por Cardama con una empresa extranjera y oficialmente entregada y aceptada por el Ministerio de Defensa Nacional. La segunda esperaba estar concluida en el primer semestre del año, pero se demoró más de lo previsto. Hace dos semanas, el presidente del astillero, Mario Cardama, viajó personalmente a Montevideo para encarrilar la negociación.
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Roberto Palermo, presidente de Abitab, es quien lleva adelante las negociaciones
Javier Calvelo/adhocFOTOS
Según dijeron fuentes oficiales a Búsqueda, durante su estadía el ejecutivo español mantuvo distintas reuniones, entre ellas una con autoridades de Abitab para conseguir un préstamo en efectivo de 4 millones de euros que sirva como aval. A partir de esas conversaciones la compañía uruguaya solicitó al estudio legal Guyer & Regules que elabore la documentación necesaria para enviar una propuesta formal a Cardama. Esa documentación es ahora analizada por el directorio de Abitab bajo la supervisión de su presidente, Roberto Palermo.
Desde el Ministerio de Defensa entienden que la operación por las OPV ya alcanzó su límite de tiempo y Cardama debe presentar cuanto antes la última garantía. “Estamos a la espera de que se deposite esa plata en efectivo en una cuenta del ministerio. De constituirse la garantía, se procedería al primer desembolso y se comenzaría con la construcción de las OPV. Ustedes me preguntarán cuándo se va a hacer el depósito. Creo que tiene que ser en los próximos días. Este es un tema que no da para más y si no se procede al depósito, daríamos por terminadas las conversaciones”, adelantó el 8 de agosto el ministro de Defensa, Armando Castaingdebat, durante una comparecencia ante el Parlamento.
Abitab, un actor inesperado para una prioridad militar
Las patrullas oceánicas son buques de guerra con los que Uruguay no cuenta y considerados elementales en las flotas militares. Equipados con sensores y armamento de distinto tipo, su versatilidad de diseño les permite cumplir misiones de vigilancia y protección de las zonas marítimas bajo jurisdicción de un país y actuar contra delitos como el narcotráfico, el tráfico de personas, la piratería, el contrabando, la pesca ilegal y el vertido de deshechos y otras actividades de contaminación marina.
Javier García, quien fue ministro de Defensa de 2020 hasta marzo de este año, integró en períodos legislativos anteriores la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Senadores y bregó por reforzar el equipamiento de la Armada, un punto en el que insistió como ministro, al igual que los propios jerarcas de la institución: “La Armada no está cumpliendo el rol militar, no hay disuasión para nadie con los medios que tenemos”, admitió en 2020 el comandante en jefe Jorge Wilson.
La adquisición de los dos buques fue considerada una prioridad de equipamiento dentro de todas las Fuerzas Armadas y tomó impulso luego de que se concluyera la compra de los aviones Hércules a la Fuerza Aérea Uruguaya a fines de 2020. El proceso fue largo, cambiante y polémico. Incluyó acercamientos concretos con China, reclamos de multinacionales europeas, propuestas de Estados Unidos y Noruega y finalmente la decisión de seleccionar a Cardama, que desembocó en salidas de oficiales de alto rango de la Armada que entendían que técnicamente eran más atractivas las ofertas de otros astilleros y que Cardama, originalmente dedicado a la industria pesquera, no tiene experiencia suficiente en la construcción de buques de guerra, especialmente de OPV.
El acuerdo finalmente se rubricó en diciembre en Montevideo con la firma de García y de Mario Cardama y determinó su entrada en vigor una vez que fueran entregadas las dos garantías por parte de la empresa española. Se trata de dos exigencias mayores a las habitualmente establecidas por el marco normativo nacional y a las planteadas en la propuesta inicial de Cardama. Bajo el asesoramiento de la firma Delpiazzo Abogados, el gobierno las incluyó para "perfeccionar el contrato" y evitar costos económicos como el sucedido en 2019 con el contrato por el cual la alemana Lürssen cambió los motores del buque de aprovisionamiento ROU 04 General Artigas.
Desde inicios de año, el Ministerio de Defensa espera por los documentos y, al menos en dos ocasiones, extendió los plazos perentorios fijados en el contrato para que Cardama tuviera más tiempo de conseguir las garantías. "Estamos en plazo. No nos corresponde a nosotros, es un tema de la empresa. Recibiremos, como establece el contrato, lo que determina la cláusula con respecto a las garantías", dijo en febrero García.
El astillero español negoció con aseguradoras internacionales y también con el Banco de Seguros del Estado de Uruguay, pero las conversaciones no prosperaron. Las fuentes indicaron que una de las razones para la demora que tuvieron ambos avales es que, debido a la guerra entre Ucrania y Rusia y a las sanciones impuestas a Rusia por diversos países y organismos internacionales, se generaron una serie de restricciones financieras que limitan a escala global la agilidad de ciertas compras militares.
Un astillero que ocasionó diferencias en la Armada Nacional
Oficialmente denominada Cardama Shipyard, Cardama es una empresa familiar creada en 1916 en Vigo y originalmente dedicada a la construcción y reparación de buques de madera. Con el tiempo pasó a trabajar también con buques de acero, fundamentalmente de la industria pesquera. Arrastreros, recogedores y remolcadores son algunos de los buques que produce, con despachos a países como Ecuador, Islandia, Reino Unido y Venezuela, entre otros. En noviembre comenzó la construcción de tres barcos de salvamento marítimo para Angola.
Las OPV para Uruguay son un mojón en la empresa, que por primera vez fabricará barcos de ese tipo. La inexperiencia en patrullas oceánicas fue advertida por Gustavo Musso cuando ocupaba el cargo de jefe del Estado Mayor General de la Armada. Encargado de asistir y asesorar a Jorge Wilson en la compra de las OPV, Musso elevó un informe técnico en donde sugería encargar la producción de los barcos a otras empresas. El gobierno finalmente eligió a Cardama y Musso, en discrepancia, se fue de la Armada al adelantar seis meses su retiro.
Información-Prototipo OPV Cardama-Ministerio de Defensa.png
El prototipo de las patrullas oceánicas que Cardama construirá para Uruguay
Ministerio de Defensa Nacional
Días después el Ministerio de Defensa Nacional publicó una entrevista al director de Material Naval de la Armada, Héctor Magliocca, quien destacó las patrullas que tendrá Uruguay. "Para ir a la milla 200, 250, 300, se necesitan buques que tengan determinado porte, determinadas capacidades, determinada capacidad de permanencia en el mar. Y realmente estos buques son ideales para ese tipo de misiones. Porque, claro, uno no está en el mar todo el tiempo, y como se dice por ahí, ausencias generan apetencias. Entonces hay que estar para controlar, para custodiar, y para las emergencias que se pueden ir ocasionando, que pasa de hecho", dijo Magliocca.
El gobierno de España también respaldó oficialmente el contrato de Uruguay con Cardama. En junio de 2023 el embajador Santiago Jiménez Marín envió una nota al ministerio de Defensa para destacar que se trataba de un astillero "civil, fiable y conocido" que trabajó con el Ministerio de Defensa y el Ministerio del Interior de España.
Mientras el proceso de compra continúa y se busca cerrar el contrato con la entrega de la última garantía, Cardama ha permanecido mayoritariamente en silencio. Únicamente emitió un breve comunicado de prensa en diciembre, tras la firma del acuerdo: "Los buques, cuyas dimensiones principales son 86.75 metros de eslora y 12.2 metros de manga, serán entregados a la Armada Nacional Uruguaya que los utilizará para el cuidado de la soberanía de los recurso naturales del país".